Me he despertado casi al alba
abrazada a tu recuerdo,
pero enseguida huyes
como brisa desbocada
por las calles aún desiertas.
Vago por el limbo de lo incierto
mientras cae la última estrella
sobre un somnoliento asfalto,
donde tú palideces sin luna, ni sol,
entre telarañas de sombras
y bostezos de cemento.
Se abre una estría de luz,
sobre mi corazón de arena.
Una ventana donde deleitarme
con la sensual visión de tu mirada,
la pulsación de tus caricias,
y la evocación de pasiones
conjugadas entre sábanas.
Avanza sutilmente el día
con su pincel de realidades
para borrarme los sueños
y todo aquello irrealizable.
La sombra de una gaviota,
fugaz, atraviesa la calle.
Vuela ligera una pluma
en la pulsación del aire
y yo camino a ciegas
tras el rastro de tus huellas.
Insomne peregrina de utopías
escalando la cúspide de la nada
para rozar el inseguro espacio
de la posibilidad.
sobre un somnoliento asfalto,
donde tú palideces sin luna, ni sol,
entre telarañas de sombras
y bostezos de cemento.
Se abre una estría de luz,
sobre mi corazón de arena.
Una ventana donde deleitarme
con la sensual visión de tu mirada,
la pulsación de tus caricias,
y la evocación de pasiones
conjugadas entre sábanas.
Avanza sutilmente el día
con su pincel de realidades
para borrarme los sueños
y todo aquello irrealizable.
La sombra de una gaviota,
fugaz, atraviesa la calle.
Vuela ligera una pluma
en la pulsación del aire
y yo camino a ciegas
tras el rastro de tus huellas.
Insomne peregrina de utopías
escalando la cúspide de la nada
para rozar el inseguro espacio
de la posibilidad.
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