11/30/2013

LA SENSUALIDAD DEL ALBA



Las brumas de la noche se me iban disipando en aquel lento despertar, en brazos del alba. Un desperezarse suave y cálido de mi cuerpo casi rozando el tuyo. Tu calor era como un imán, una llamada para mis sentidos, aún medio adormecidos, que se mecían perezosos en la penumbra de la habitación. Ansiaba tocarte, poner calor humano a esa proximidad que me embriagaba. Pasé mi brazo alrededor de tu cuerpo, casi con miedo a robarte el sueño y dejé que las sensaciones fluyeran de tu piel a la mía. No hubo palabras, sólo mi mano sobre ti, dibujando suaves caricias, el deseo latiendo bajo mis dedos y la mañana avanzando de puntillas tras la ventana. La sensualidad flotaba en el silencio, en nuestra acompasada respiración, en el trazo cadencioso del tacto perfilando el erótico juego sobre el centro de tu anatomía. Te miré en la penumbra, tenías los ojos cerrados, tan deseable, tan atractivo, tan cosquilleante como siempre. No, en aquel instante no había nada ni nadie más allá de ti y una vez más me llevaste de mi misma hasta nuestro espacio de amantes y huí contigo al paraíso de los placeres sexuales.

Nada de prisas, cómplices gestos y un íntimo dialogo, picante, elocuente, pasional, donde cada palabra, cada susurro, era la manifestación oral de nuestro juego, de cada reacción, de cada sensación.
Estabas en mí, estaba en ti, desnudos, perdidos, anudados, excitados y ya nada era más relevante que sentirnos, devorarnos, explorarnos y escalar juntos el placer.

Fue ayer y aún sigues en mí sin estar. Te llevo en cada poro de mi piel, en cada fibra de mi cuerpo y en el salón principal de mi mente. Cierro los ojos y bailas por él con ese aire pícaro y juguetón que tanto me gusta y dejo que tu melodía fluya por este anochecer de Otoño.



11/29/2013

LA ALQUÍMIA DEL DESEO

Un destello erótico ilumina la noche. Tu presencia, en un un lúbrico fluir, se descuelga del desván del recuerdo abrazando cada instante de mis sueños. Su deslizar felino y azul sobre mi piel es una vorágine de recónditos placeres que componen la alquimia del deseo y me regresan a ti. Los siento licuarse hasta mi epicentro y vibrar en la cima de mis pechos, agitándolos. Luego, oscilo en un amanecer de ámbar que me roba ese inaprensible oasis donde aún percute el eco de tu voz y tu latido por las astrales estancias, donde baila la luna. Embriagada por la onírica locura de tus manos amasándome el deseo lucho, con la conciencia aún confusa, por retener tu sensual imagen sobrevolando mis sentidos. Necesito sobrevivir a tus ausencias y por ello, en este lúcido instante de nostalgia, me aferro a las frágiles sombras y a la afrodisíaca visión que las rasga -esencia de lava y fuego-
En esta hora bruja te convoco, para que me poseas en sueños convirtiendo la noche de Otoño en una nube de tacto insinuante por donde flota nuestra locura de amantes. Te necesito, hace frío y mi cuerpo te añora, desnudo y abrazado al roce de las sábanas. Todavía te siento vibrar bajo mis dedos en el cálido amanecer de esta mañana, mientras te despertaba, suavemente, conjugando un íntimo adagio de besos, caricias y piel

11/25/2013

MI FLIRTEO CON UN GRAN RESERVA

¿A quién de vosotros no le gustan las sorpresas? Sobre todo en ciertos momentos de la vida en que te paras a meditar y descubres esa falta de adrenalina interior, esa especie de “anclamiento rutinario” Fue en una de esas fases cuando me decidí a darme un paseo por una gran cava: La Cava de la Vida. Ese lugar, silencioso y calmado donde puedes detenerte a escuchar tu propia voz interior y percibir mucho mejor la calidad de las sensaciones.
Allí le encontré. No fue tarea fácil, ningún vino de los que allí reposaban lograba sorprenderme. Ninguno conseguía despertar mi curiosidad, hasta el punto de sentarme a degustarlo sin prisas. No sé, quizás los años me habían vuelto exigente o simplemente mi subconsciente ya sabía lo que buscaba y sólo esperaba a susurrármelo cuando él apareciese.
Y lo hizo. Si, en una de mis visitas a la cava. Apareció cuando menos lo esperaba, cuando ya había acumulado una buena dosis de escepticismo. Fue casi sin querer, como dice la canción, como realmente surgen las cosas que merecen la pena. Fue un destello lo que primero me atrajo… ¿Un reflejo de sol en su cuerpo de cristal? ¿Una sonrisa dibujada en su perfil? ¿La armonía de los colores impresos en su etiqueta? Realmente no lo sé, pero al verle lo supe.
No lo degusté enseguida, no, eso habría sido un error. Como todo lo bueno, como todo lo que genera expectativas, me detuve a contemplarlo, a leer la información que constaba en su etiqueta, su añada, la variedad de uvas que lo componían, su origen, su crianza. No era el producto de una sola variedad de uvas, sino el resultado de un perfecto maridaje entre varias, impecablemente armonizadas.
Fue al anochecer cuando decidí llevarlo hasta mi casa. Era el momento de descorcharlo y de hacer realidad todas aquellas intuiciones que se habían ido acumulando durante nuestra jornada de encuentro. Era el instante perfecto para estar a solas con él y gozarlo.
Recuerdo perfectamente que era invierno, una noche de Febrero, no importa la fecha concreta, es un detalle que me guardo. Descorcharlo, en la intimidad de mi habitación, fue un deleite anticipado y luego, cuando su líquido se derramó en la copa de mis sentidos sentí como los fue embriagando uno a uno. Una embriaguez de pasiones, deseos y placeres que no narcotizaba, sino que eran un festejo de vida y superaba todas mis espectativas.
En un instante me abrazaron sus aromas, sabores y los matices de su color. Me permití irlos asimilando despacio, como se merece un exquisito vino, producto de la tierra, la buena fermentación y el reposo.
Él y yo, teníamos el mismo tempo, una maravillosa sincronía que no era producto de la costumbre sino de la química, de la piel y los sentidos. La cata, la sorprendente y mágica cata, se prolongó durante todo el fin de semana. No voy a explayarme en detalles íntimos, pero sólo os diré que mi escala de valores en cuanto a las sensaciones, se elevó vertiginosamente, por encima de lo nunca antes experimentado. Aquel hallazgo en mi paseo por la Cava de la Vida me había regalado lo mejor. Aquel gran reserva había hechizado mis sentidos y desde ese momento me convertí en adicta a su bouquet, su aterciopelado sabor y su rico y sensual colorido. Lo bueno, es que después de muchos meses de periódicas catas, aún sigue sorprendiéndome y no ha mermado ni un ápice la impresión primera.
Beberlo me transporta al súmmum de lo afrodisiaco y cuando en él aparece aquel destello de sonrisa todavía se me revolucionan todas las neuronas, desligándose de toda lógica.
Sé que ahora muchas esperáis que os de su nombre para gozar de lo sublime -y aquí me dirijo al género femenino por ser pare integrante- pero como podéis imaginar, eso sería una estupidez por mi parte, así que me lo reservo. Lo único que os diré es cómo le llamo yo… él es: El Tigre Azul “el muso” de mis poemas eróticos. ¿Creíais que se trataba de un vino? Pues no, pero me gusta crear esa simbiosis entre él y el vino. La razón, me la guardo pues en toda historia siempre hay que dejar latente un poco de misterio.
No os quedéis decepcionadas por el hecho de que no os descubra su identidad. Si para mí es un gran reserva, tal vez para vosotras sería un simple vino de mesa, de esos que van en tetrabrik, pues es mi mirada quien lo eleva a la categoría de especial. Os doy un consejo: pasead con calma por la gran Cava de la Vida, con la mente abierta y el espíritu libre. Seguro que en algún lugar reposa vuestro gran reserva, cuando paséis a su lado, si sabéis como mirar y estáis atentas a las señales, lo sabréis.


11/23/2013

MIS ÁTOMOS EN TU ESPACIO AZUL

Viajo en un tren, camino de no importa donde. Me siento dispersa mientras observo desfilar el paisaje y los pasajeros van y vienen en su incesante deambular. Vengo de un sueño y creo que en él mi yo se ha descompuesto en átomos. Físicamente estoy en este tren, pero mi esencia esta vagando en diversos estadios y no me resulta fácil recomponerla. Por eso viajo como un autómata, camino de no importa donde. Envuelta en una nebulosa...¿feliz? No tengo claro si esa seria la palabra, pero si la más aproximada.

No sé si se debe a que, en cada descomposición de mi misma, pierdo unos átomos de alma. Unos átomos que se niegan a regresar del sueño. Prendidos en azul los he dejado atrás. Se han adherido a ti, portador de mi pieza de puzzle, a tu piel, a tus manos, o quizás se han quedado prendidos en tus ojos que sonríen mirándome. Posiblemente están mejor con contigo y en ti que conmigo misma... ¡que extraño poder el tuyo!
Me pregunto en este levitar de dispersión si ya no es sólo una única pieza lo que me falta. ¿Será que al marcharme cada vez dejo otra en ese sueño azul?
Sigo en este tren hacia donde no importa y me voy recomponiendo poco a poco. Vivir un sueño tiene sus efectos secundarios. Uno de ellos es que corres el peligro de ir perdiendo átomos de alma en cada regreso a la realidad. Siempre es un choque aterrizar de un sueño, pero cuando es azul cuesta mucho más bajar de la nube.
Sin embargo y pese a ser consciente de esa pérdida, tengo claro que prefiero un alma con cicatrices de vida, que sean la huella latente de las emociones, que un alma impoluta pero amorfa.
Así que seguiré en este tren, camino de no importa donde, con algún que otro átomo de menos, pero feliz de poder habitar un sueño azul cuando se me convoca.
De momento toca dejar fluir y seguir camino. Sé que no será mañana, ni pasado, ni al otro, pero en cualquier momento, otro tren me llevará de nuevo al sueño azul y me reuniré con mis átomos perdidos.
Mientras eso llega, tú que habitas en el espacio azul, guardamelos bien y cuidalos como si fuesen los tuyos, hasta mi regreso.

11/21/2013

TARJETA ROJA

El partido del sábado fue un desastre.
Una nefasta jornada llena de errores,
donde no di pie con bola y la metí hasta el fondo
-la pata, claro está-
Sin proponérmelo infringí las reglas del juego
cometí una infracción grave
y él, en su rol de crítico arbitro,
me pitó, mentalmente, falta.
Se lo noté en la cara, en su glacial mirada,
en su marcador de distancias
que parpadeaba en rojo, echando chispas,
en su aura reprendiendo a la mía
dándole caña sin palabras.
El hielo se notaba en el ambiente,
parecíamos pingüinos en el Polo Sur.

Hasta que por fin sucedió:
Al filo de la medianoche
-frente a un par de horchatas-
me sacó la tarjeta roja, amonestándome.
El castigo fue la expulsión inmediata
del terreno de juego por tiempo indefinido.
Una vez sentada en el banquillo,
sola y con la moral vapuleada,
mi subconsciente se unió al abucheo
y mi ego, alicaído y maltrecho
se sintió como un jugador en desgracia.

Relegado al más absoluto olvido.

11/20/2013

22 MANDAMIENTOS DE VIDA

Duerme el silencio de las estrellas.
Paséate por el círculo de la luna.
Vacía el alma de tristezas.
Tiñe de azul los silencios.
Vístete de amor y ternura.
Déjate abrazar por las pasiones.
Sírvete una copa de seducción.
Brinda por las sensaciones.
Navega por las galaxias.
Llénate las manos de rocío.
Sumérgete en un mar de sueños.
Deja volar tu fantasía.
Se libre como un pájaro.
Forja tu propio destino.
Cultiva tu mundo interior.
Llena tu vida de luz y armonía.
Baila un vals con las gaviotas.
Surfea sobre olas de sonrisas.
Perfúmate de hiedra en primavera.
Déjate acariciar por el crepúsculo.
Canta, desea, ríe, vive, sueña,
Deja aflorar lo mejor de ti mismo.





11/19/2013

VERANO

Verano, sabor a sal en la brisa
enredada a la piel de los amantes.
Sabor a ocio, a noches infinitas
conjugadas entre músicas y olas
Sabor a encuentros y despedidas
a ausencias y regresos, a playa,
países exóticos y lunas de agosto.
Sonrisas tendidas a pleno sol,
miradas perfilando una piel morena.
Cosquillas de espuma sobre las huellas
de un recuerdo, que baila con las gaviotas.
Verano, distancias, amores de quita y pon,
besos de una noche con sabor a cóctel
que perfilan un revuelo de pasiones.
Estallido de colores que mueren en Otoño,
cuando las hojas caen en vuelo rasante
despeñándose entre cascadas de ocres
de lluvia, nostalgias y olvidos.


11/17/2013

ÁTOMOS DE SEDUCCIÓN

Noche de primavera en una ciudad sin nombre.  Paseantes de la propia soledad, salpicados de nostalgia, nos miramos desde la barra de este bar, donde nos hemos encontrado ¿A sido el destino o estábamos predestinados? Quizás siempre nos buscamos porque, aún sin saberlo, nos necesitamos.

Hay una atmósfera azul que narcotiza los sentidos. Percibo su latido, doy un sorbo a mi cóctel y siento el calor de tu mirada, enredada a la penumbra, deslizarse por mi cuerpo. Me atraes y  percute un deseo en mi epicentro, fruto de esta ambigüedad que suavemente me seduce.

Podría enamorarme de ti, lo sé. No hoy, ni tal vez mañana, pero podría suceder. Quizás tú también podrías llegar a enamorarte de mí, por un tiempo inconcreto, hasta que la soledad no te pese y el miedo a perder tu libertad te empuje a salir huyendo.
Nunca había sentido nada igual, ante un desconocido. No sé si será esta atmósfera que anula la cordura, o la noche fugaz y frágil, que invita a gozar del juego amoroso lo que nos induce a la mutua seducción. Entre nosotros no hay asignaturas pendientes por resolver, ni reproches fruto de las rutinas. Sólo miradas, sonrisas y este silencio tuyo que me desconcierta el alma.

Ven, baila conmigo hasta el alba. Sé que tú también sientes esta magia que nos rodea y se filtra por cada poro, hasta inundar los sentidos. Estamos muy cerca, apenas rozo tu cuerpo, apenas rozas el mío. El ritmo eres tú y me dejo ir en su fluir aéreo, hipnotizada por tu cadencia de amante. Nace una singular corriente que va de tu piel a la mía, una química irresistible. Todo puede suceder, o tal vez no suceda nada. Quizás sea el magnetismo de un instante prodigioso, producto de esta atmósfera que dulcemente nos envuelve.

Podría enamorarme de ti, como nunca lo hice y acaso no pueda evitarlo, o tal vez sí.  En tus ojos leo que tienes miedo al compromiso, a las historias sentimentales importantes. En el fondo tienes alma de ermitaño. No temas, no voy a pedirte nada, solamente deja que esta noche me enamore un poco. Enamorate un poco de mí también y desnudémonos entre los átomos de esta nebulosa azul que invita a los sentidos a volar sin el lastre de un pasado, sin las expectativas de un futuro.

¿Sientes ese sensual susurro, esa erótica llamada suspendida en el aire? Es esta especial atmósfera que nos regala el instante. No hay que buscarle lógica, tal vez su origen seamos nosotros mismos, la conjunción de nuestras auras. Vivamos el hoy, olvídalo todo, no planifiques, ni le busques sentido, sólo abrázame y dejemos al azar lo que sucederá mañana.


11/15/2013

A SOLAS TÚ Y YO...

Estamos aquí tú y yo, a solas, frente a la chimenea, mientras el crepúsculo de Noviembre se descuelga entre nubes y el aire frío repta por las calles casi vacías. En este instante, no puedo imaginar nada mejor que estar sentada aquí contigo, a la cálida luz de las llamas, gozando de tu sabor y de esa sensualidad rosada que emana de tu piel.

Me atraes como una forma de belleza ancestral que siempre sorprende y nunca caduca. La cálida luz ambiental se refleja en tus pigmentos creando un rosado juego de transparencias que me recuerdan un vuelo de velos hacia un sol poniente. Muevo la copa y tus aromas se expanden como una promesa de fruta. Casis, frambuesa, cerezas y un ligero fondo de hierbas aromáticas, muy sutil, crean la expectativa de un festín de ácidas sensaciones en boca.

El fuego chisporrotea alegre, pero a la vez íntimo y seductor, como la música que fluye desde un rincón de la sala. Empiezo a saborearte, lentamente, con todos los sentidos puestos en el paladar, para no perder ningún matiz de tu gama organoleptica. Me paseo por el mapa de los sabores que reflejan tu armonía y volumen. Eres intenso y aterciopelado... me seduces.

Así te voy degustando, solos tú y yo, frente a la chimenea, hasta que de ti sólo quedan en la copa las últimas gotas. Aún entonces, ese pequeño volumen, que en contacto con el aire produce una intensa oxigenación, sigue sorprendiéndome con una eclosión de nuevos aromas. Tus notas más ocultas se desprenden en un vuelo intenso hasta embrujarme y creo que en ese instante, podría incluso aprender a leer tu historia en el fondo de la copa.

Ha llegado la noche, me muevo perezosa en el sofá… Pienso en ti, mi amante TIgre Azul. Frente a mí, tu cuerpo deseado parece vibrar en la botella, envuelto en la luz de las llamas. Hay momentos de placer que nos llegan desde tiempos remotos. Más de siete milenios formando parte de rituales y celebraciones paganas no pueden definirse con palabras, pero algo especial en ti te ha hecho estar presente en la vida del ser humano por encima del paso del tiempo y la vorágine del mundo. Tú eres el resultado de la tierra, del clima, de la calma y el reposo y tu fin es el momento de gozo, de complicidad y de compartir en buena compañía.


Tengo otra botella de rosado en la nevera. ¿Tigre Azul, te vienes a compartirla?



11/14/2013

LLUVIA DE AGOSTO

No podrá esta lluvia de Agosto
borrarme lo escrito en la piel,
como no lo ha podido el paso del tiempo
ni los sueños que me destiñó la vida.
Contra viento y marea, contra toda razón,
sigues siendo la metáfora de mis utopías
y la brisa azul que me enamora el alma.
Esta lluvia sin luna es llanto de estrellas
que empaña el cristal de mis sentidos
inundando el vacio del silencio
y el deseo que me vistas de caricias.
Hoy siento como te alejas, sin irte
con cada gota que baña la noche.
Cuando te vayas me quedarán los versos
para revolcarme en palabras de recuerdos
deshojando el tiempo de tu ausencia.
Me quedará una vida sin latido,
pero ninguna lluvia de Agosto
podrá borrarme lo escrito en la piel
ni desenamorarme el alma.


11/12/2013

MORDISCOS DE FUEGO

Por tiempo que pase, aún tengo partículas de ti en mis labios. Las siento en cada latido de mi vida, son la sal y pimienta de tu esencia penetrando por los poros de mi cuerpo, sazonando todos mis sentidos. Eres dulce y salado, a veces picante, el plato más exclusivo y delicioso de un voluptuoso y sensorial banquete, servido sobre sábanas de raso. Me deleito en saborear los ingredientes de tu piel y el excitante aroma de tus especias, donde vibra la sensualidad de la canela. Me sabes a uvas maduras, frutas rojas y vainilla en tu resbalar sedoso resuelto en placeres. Placeres que envuelven la hora bruja destilando una voluptuosa atmósfera donde elevo la copa por ti y en ti bebiéndote en cada sorbo hasta embriagarme en pasiones.


En medio de esta lasciva locura cada átomo de tu ausente cuerpo percute en el mío conjugando un cóctel de ritmos y azules silencios. Esta noche de plenilunio, de brujas y hechizos, tengo antojo de ti, de rebozarte en caricias y humedecerte a besos, de hornearte a fuego lento en bandejas de deseo. Me apeteces, tengo hambre de ti y anhelo devorarte entero entre luces de lunas y mordiscos de fuego. Ven, abrázame el deseo, macérame la piel con tus dedos, nademos desnudos en el afrodisíaco elixir de fundirnos, anudando piernas y brazos sobre camas de lujuria, colgadas de estrellas.

11/10/2013

LA ERÓTICA DEL VINO

Se despertó, aún envuelta en la erótica atmósfera de la noche pasada. Una noche de música, vino y picante gastronomía que encendió una hoguera de pasiones. Un tiempo sin relojes, aislados del mundo, recorriendo los rápidos de un río de lava y fuego. Por unos instantes se deleitó en recordar la sensación de cada caricia sobre el filo de su piel y el latido del placer percutiendo en cada uno de sus sentidos hasta sumergirla en un vertiginoso clímax. La noche había dado paso a una mañana de sol y aroma de uvas maduras, flotando en las estancias de Septiembre.
A su lado, él todavía dormía y la luz que penetraba por las entreabiertas persianas parecía labrar, sobre su cuerpo desnudo, unos campos de viñedos repartidos por toda su anatomía. Se recostó sobre un codo contemplándolo, seducida por la magia de las partículas que brillaban como racimos de oro líquido sobre su piel.
Aquel espejismo óptico, de repente se convirtió en un ensueño. Cerró los ojos he inició un onírico viaje por la esencia de sus viñas. Cada parcela cultivaba una variedad de uva distinta que formaba parte de él, de su atractivo y personalidad, de todo aquello que lo hacía tan especial a su mirada. Se tumbó entre las cepas, sobre la tierra húmeda de rocío, envuelta en una oleada de sensaciones. Las dejó sedimentar y reposar en la cava de los sentidos, abrazadas por barricas de roble, macerando un vino inigualable, con casta, redondo, largo en boca y con una fascinante riqueza en aromas. Un vino seductor, embriagador y único, con cuerpo de amante… su amante.
El día se abría paso a golpes de olores afrutados, matices de uvas maduras y deseo. Ella, la mujer que soñaba entre las viñas, abrió de nuevo los ojos, regresando de su paseo de ensueño. Se abrazó al cuerpo de su amante, besó y paladeó su piel, sin prisas, hilvanando el preludio del juego sensual. La estancia volvió a impregnarse de la erótica atmósfera de la noche pasada. Él era el mejor vino de la añada, creado para paladares exigentes, cómplice e inolvidable en el tiempo y ella, prisionera de su alquimia, se dispuso a gozar al máximo de aquella privilegiada cata, como si fuese la última.




11/09/2013

UN TOQUE DE GUINDILLA

Hoy, tocada por los átomos de una extraña magia me he levantado con la certeza de que el día sería perfecto. Con hilos de deseos e ilusiones lo he ido trenzando con antelación. Nada tienes si no lo trabajas y luchas por ello y todo lo especial no viene del aire, sino que has de poner de tu parte para que surja. Al fin y al cabo toda química es cosa de dos y si no le aportas tu alquimia el hechizo se desvanece.

La vida se convierte en una línea plana y ausente de emociones si no le aportas los ingredientes necesarios. A mí me gusta sazonarla con las especias de las sensaciones. Cocinarlo todo a fuego lento, dejando que los sabores se mezclen para crear otro distinto y sorprendente, mientras los aromas se expanden, fusionándose en uno de nuevo y seductor. Pasión, deseo, ternura, sonrisas, complicidad, sensualidad y sobre todo, un buen toque de erotismo, que viene a ser como la guindilla picante que le aporta vivacidad y lujuria al guiso. Todo ello cociéndose muy despacio, gozando de la aportación de cada ingrediente, dejándose sorprender, seducir y atrapar por ese exquisito plato, digno de los mejores gourmets de sensaciones.

No os quedéis sentados esperando, así sólo hipotecáis vuestros deseos e ilusiones. Cuando los sentidos envían señales, hay que implicarse, no tener miedo y sacar ese yo más íntimo que llevamos dentro. Sólo dejaos llevar y es seguro que incluso os vais a sorprender a vosotros mismos.


Sí, decididamente hoy es un día perfecto. 

11/08/2013

Presentación del libro "Huellas de Tigre Azul"

El próximo sábado 16 de Noviembre, sale a la luz mi libro de poesía erótica "Huellas de Tigre Azul" Mi hija Noemí ha sido la encargada de ilustrarlo. Con su innato talento ha sabido plasmar en imágenes la esencia de los poemas. El trazo del lápiz y las palabras han creado una perfecta simbiosis en este libro, que pretende ser un paseo por la sensualidad. De la mano de la pasión, el deseo, la nostalgia y la ironía he perfilado unos versos que transportan al ilógico mundo de las sensaciones. Saborearlas se convierte en una cata emocional que nos transporta al íntimo pensamiento femenino. Cuando nacen los sentimientos es como vivir en una montaña rusa, a veces casi tocas el cielo y otras te precipitas en la melancolía. La voz de la cordura poco importa, el cortocircuito neuronal del amor tiene otra voz que nace de los sentidos.
"Huellas de Tigre Azul" es un homenaje a esa persona que, de repente, un día aparece en nuestra vida y la revoluciona hasta el limite de las sensaciones. Ese alguien especial que nos completa, nos llena y saca lo más auténtico de nosotros mismos. El Tigre Azul es el amante en mayúsculas, único y soñado que consigue hacer que, incluso sus imperfecciones nos parezcan perfectas. Sus huellas son imborrables y quedan por siempre grabadas en el arenal de los sentidos.
Si esa definición os suena a utópica dejad fluir la vida y tal vez en un recodo del camino aparezca un tigre o tigresa azul que haga realidad las utopias

11/07/2013

FALTA DE EMPATÍA VIRTUAL

Fue un día de esos de monótono trabajo. Por la pantalla del ordenador desfilaba un aburridísimo vídeo donde una voz masculina, con cadencioso acento sudamericano, relataba toda una serie de tecnicismos cibernéticos sobre posicionamientos y demás lindezas.
Ella pensaba que aquel vídeo podría muy bien ser comercializado como somnífero. Algo letal y sin efectos secundarios, salvo por los ronquidos.
Mientras su mente elucubraba sobre eso, él apoyó la cabeza en su hombro… ¡Que tierno! -pensó- En ese momento, su subconsciente la miró por encima de la nariz y empezó a carcajearse. No seas tan patéticamente romántica -le dijo- él sólo se está durmiendo y a falta de sofá bueno es tu hombro. Ella tan estúpida no era, pero una es humana y se deja llevar por sus debilidades, así que le dejó reposar allí, mientras rozaba con la mejilla su pelo y sonreía embobada.
De repente, un parpadeo en rojo inundó la pantalla “Batería baja, conecte el cargador” Ella lo ignoró ostensiblemente y el “Bello durmiente” también, pues en aquel momento estaba en el limbo de Morfeo.
Así siguieron un rato más, hasta que la señal apareció de nuevo, esta vez acompañada de un plus acústico. Ella miró la pantalla, intentando fulminarla, provocarle un cortocircuito o pegarle un mal de ojo, pero nada, el insensible ordenador siguió pitando y lanzando avisos. Frío como un témpano y carente de toda romántica empatía, no paró hasta que le despertó. Lo oyó murmurar algo entre dientes y abandonó su hombro, levantándose para conectar el inoportuno aparato. La miró, sin un atisbo de ternura y comentó: “Estos vídeos son tan aburridos que duermen hasta las ovejas”

Si, ella ya sabía que no hubo nada de mágico ni romántico en ese gesto, pero es una soñadora nata y soñar es gratis e incluso gratificante pues, a veces, la cruda realidad carece de todo aliciente. Que sea soñadora no significa que sea tan tonta como para no ser consciente de las realidades, pero nunca le perdonará a aquel portátil su falta de tacto en un momento tan...¿dulce? Y si, a día de hoy, no le ha provocado un calentamiento de cables es por pura consideración al “Bello durmiente”

DE TIZA Y HUMO

A veces, pienso que soy de tiza y humo. Si, se me puede borrar de un plumazo o soplar y me disuelvo en el aire. Soy maleable como la plastilina, me adapto a esencias y manías, a presencias y ausencias. Soy como el agua, de hecho soy de agua y sensaciones. Fluyo en los medios fríos, en los templados y los calientes. Me concentro y me disperso, según convenga. Subo y bajo peldaños en pos de extravagantes utopías que nadie se tomaría ni un minuto en perseguir y cuando se me convoca siempre aparezco. Me puedes guardar en un cajón y desempolvarme cuando te apetezca, no caduco, mejoro con el tiempo y la experiencia y se resurgir de mis cenizas. Soy cálida o distante según lo requiera el momento y la audiencia. Me gusta estar en tu piel y al filo de tus sentidos. En mi definición entran palabras como: camaleónica, diversa, adaptable, producto del instante, de lo sugestivo y de lo adverso, del amor y del odio. Puedo ser hielo y fuego, herir tu alma o hacerla volar, darte placer o sufrimiento. Soy volátil aunque dejo huellas. Provoco deseo o rechazo, risas o lágrimas y en medio de este caos, nadie puede afirmar que no me conoce. Sin mí la vida sería muy insulsa. Yo la sazono de exóticas especias, le aporto colores y magia y soy el mejor antídoto contra las rutinas.

Si me buscas sólo déjate llevar, vive y esta atento a mis señales, porque yo, te puedo abrazar en cualquier momento.

11/05/2013

SOMBRA FELINA

De repente, subyugada por los átomos candentes del crepúsculo, me ha dado por buscar cerezas en el olmo que crece en mi cocina y rebozar en azafrán los recuerdos. Más tarde, al quedarme a oscuras, la noche se me ha puesto romántica y lujuriosa. He salido a la terraza para respirarla y una caricia de luna ha estremecido mi piel desnuda en un cósmico aleteo de mariposas. En ese mágico instante, como agua azul te has deslizado por el filo de mis pechos. El reflujo del silencio ha dejado caracoles en mi arena y en ellos escucho tu voz envuelta en música. Me envuelve ese algo tuyo que siempre perdura, cálido y urbano, estela de un loco deseo de sal y besos. En los confines de la medianoche, eres como una sombra felina anudada a mí tobillo. 
Desde su posición sideral las estrellas me lanzan  guiños, mensajes cifrados que son travesuras de luz titilando en un cielo de agua y peces. En medio de esa singular atmósfera de manzana y canela, no paro de buscar tu mirada lunar tras las nubes que apenas se perfilan, en su desfilar de insomnes viajeras. Cuando la encuentre, sé que no podré resistir su llamada, así que me dejaré tentar. Sin arnés ni paracaídas, tomaré el ascensor del aire en un vuelo embriagador, apurando, durante el trayecto, la copa de las sensaciones, compartiendo su vino con tus labios. Subiré sin miedo, aferrada a la pasión que me convoca el roce de tu cuerpo. Tu presencia es vértigo, deseo y piel agitando mis sentidos, hasta sumergirlos en el torbellino de un coma idílico.

11/04/2013

SERES ERRANTES

Cuando, sin previo aviso, aterrizas en mi mente paseándote a tus anchas por el laberinto de mis sentidos, constato que: desde alturas estelares, desde tu complejidad urbana, desde donde respiras, duermes y laboras, habitas en mi piel y en mis sueños. A veces ausente, incorpóreo, centro huidizo de todo y de nada, pero nunca indiferente. Entre el silencio eres  un eco lejano, un suspiro que regresa, me enlaza, me achucha  y cosquillea, preservándome del cierzo helado de la melancolía.
Soy pintora de instantes captados por los sentidos, pequeñas cosas de gran magnitud, dignas de inmortalizar. Cuando compongo tu acuarela, el pincel de mis días te dibuja como una ráfaga de luz que evoca deseo y pasiones, acercándose a mí entre lunas y soles, mares y estrellas, asfalto e islas de ensueño. Envuelto de una azul atmósfera se perfila el puente estelar que nos une, convertido en metáfora del vértigo de sensaciones que desatan los ritmos, o tal vez simplemente sean las cómplices sonrisas, el color de tantas palabras enlazadas alrededor de una copa de vino, o el apetito de los cuerpos al filo de la medianoche. No sé, tal vez sea una mezcla imposible de definir, como lo es todo lo que no se rige por leyes humanas.
Abrazado o perdido, quizás hallado, eres en mi memoria el reflejo vivo de escenas paganas, de bacantes y faunos celebrando los placeres de la vida en un espacio sin veda ni tiempo. Te llevo tan profundamente tatuado a fuego en la piel de mis sentidos que hasta cuando crees que te olvido, envuelta en nubes de silencios, estoy continuamente escribiéndote en el papiro de mis más íntimas emociones. Si, ahí de donde nacen mis locos versos, mis lunáticos cuentos y todas las palabras que lanzo al viento.
No sé en qué momento, o si tendrá fin esta extraña fusión que atemporalmente nos lleva y nos trae por el parque temático de la existencia. En una eclosión de lucidez ilógica me apetece imaginar, que tal vez en otra vida fuimos hechizados por la asombrosa pasión de una noche perfecta y eso nos convirtió en dos seres errantes -agua y cielo- que hace mucho se desglosaron de un único átomo que eternamente busca su recomposición perenne.





11/03/2013

SOLA

Se habían encontrado otras veces, de hecho habían compartido muchos momentos, la mayoría en silencio, algunos de reveladoras palabras. Ella tiene esa facultad de poner voz a los defectos, a las debilidades y a todo aquello que a veces queremos eludir, más que nada para no sufrir.
Fue una mañana de principios de noviembre. Una de esas mañanas en que la meteorología parece ir por libre y se empeña en que el otoño se convierta en cálida primavera. Andaba por la orilla dejando que las olas se enredaran entre sus pies dibujando filigranas de espuma, cuando volvió a notar su presencia. Antes de verla la percibió, sintió el suave chapoteo de sus pasos acoplado a los suyos, noto su aura rozándola y lo supo: ella había regresado.
Sus esporádicos encuentros nunca eran deseados. Ella siempre ponía el dedo en la llaga y era preferible evitarla. Sin embargo debía de reconocer que la hacia meditar y ese ejercicio de exploración interior le era muy útil para mostrarle su lugar y el camino a seguir.
Así que cuando la saludó, respiró hondo, disponiéndose a soportar su vapuleo verbal. Entró suave, hablándole de todo y de nada a la vez. Le contó pequeñas historias de su pasado, detalles en apariencia sin importancia, a los que iba añadiendo su porque y su trasfondo más oculto, aquel que nace en el subconsciente. La trajo al presente y poco a poco, fue haciendo añicos cada una de sus mirificas ilusiones, creadas a partir de azules sensaciones hechas de deseo y piel. A medida que la conversación fluía la implicación mutua era mayor. Seguían paseando por la orilla, a ratos ironizando o enzarzadas en una en una feroz discusión. Como hacía siempre que se encontraban, le recitada un rosario de verdades que ella ya sabía, pero que no quería oír.
Nada le habría gustado más que poder hacerla desaparecer y con ella sus palabras y todo aquello que le constataban, pero ella no era fácil de eludir. De hecho deshacerse de ella era como perder una parte de si misma, aquella parte lógica que acota los sueños perfilando las verdaderas realidades.
A pesar de ser consciente de demoler su moral, siguió hablando y hablando, lanzando dardos, rasgando sentidos, arañando, hiriendo, hasta que ella se dejó caer sobre la arena, con las manos en el rostro y las lágrimas escociendo en los ojos. La solitaria playa se volvió fría de repente, perdió la noción del tiempo y la capacidad de seguir oyendo, sumergiéndose en un mundo neutro y amorfo, para recomponerse.
Lejos de ella la vida siguió girando, el sol haciendo ruta y las gaviotas bailando en el aire... fue mucho más tarde cuando volvió a mirar el mar, dejando que su brisa le secara las lágrimas.
La otra, aquella presencia punzante y familiar a la vez, ya no estaba, o tal vez si. Sólo la había amarrado de nuevo al fondo de si misma, para amainar el temporal anímico y poder seguir navegando hasta encontrar su puerto.
Empezó a trazar símbolos sobre la arena mojada. Trazos que compusieron palabras. Palabras que rozaron las olas como besos furtivos.
La brillante luz del sol creó fugaces destellos sobre aquella frase, medio borrada por las aguas, donde aún se podía leer: NO ME PUEDO PERMITIR EL NAUFRAGIO, PUES ESTOY SOLA


11/01/2013

MIRADA DE FUEGO

Hace ya un rato que mi compañera se ha dormido, últimamente aguanta poco y no resiste una cena entera, pero yo sigo bien despierta y atenta a todo lo que ocurre a mi alrededor. Ellos ya han terminado de saborear el vino dulce que acompañó a los postres. Hace rato que sonríen sin motivo aparente, con un punto de travesura en las miradas. Cómplices sonrisas que son la evidencia de que algo especial los une en esta conjunción de espacio y tiempo.
Hace rato que suena la música llenando la estancia de ritmos diversos, hasta que de repente, ella, se le acerca mimosa y le pide que ponga algo más íntimo para bailar. En un instante la voz de Chris de Burgh y su Lady in Red, flota a su alrededor como un sinuoso velo, abrazándolos.
Los observo fascinada mientras siguen el ritmo en perfecta armonía. Son dos cuerpos dialogando, seduciéndose, componiendo al unísono una sensual coreografía que se va tejiendo sutilmente, con cadencia de ola y deseo. Se nota que hay química entre las pieles, generando una lujuriosa corriente que las cosquillea, las agita y excita, mientras un juego de miradas, que son llamas, van prendiendo hogueras de pasión con cada parpadeo. Es una perfecta simbiosis, sobre la improvisada pista de baile, de dos seres que comparten la magia de la noche.
Se van desnudando, se atraen y se entregan a las caricias y a los besos. No parece correr el tiempo en los relojes, en ese momento están ellos solos y la música, como una llamada erótica, invitandolos a entregarse a placeres infinitos.
Juegan, se seducen y provocan. Se tocan, sienten, retozan y el baile se convierte en el preliminar de un festín erótico.
Yo, desde mi clandestina posición, sigo mirándolos, subyugada por la especial atmósfera que envuelve a los amantes en ese instante.
Desnudos, abrazados, aún bailando, se acercan a la mesa y ella se recuesta sobre su superficie. En ese justo momento, él se percata de mi presencia, se acerca, se inclina sobre mi y sopla...
Mi ardiente mirada se desvanece y un hilillo de humo se eleva poniendo el punto y final a mi descarado "voyerismo"
Lo siento porque ahora, tanto vosotros como yo, os vais a perder la parte más tórrida del relato, pero finalmente la escena se ha quedado a oscuras.