Según una antigua leyenda, cuando el Sumo Hacedor dispuso la batería de
focos con los que habría de iluminar el Universo y dijo "Hágase la luz” en
el mismo instante en que esta se hizo, él la oyó. El Creador se sorprendió al
escuchar lo que, en un primer momento, juzgó un ruido atribuible a algún fallo
en la mecánica celeste y temió por su invento. Pero muy pronto, tras un
instante de desconcierto que pareció durar una eternidad, supo que era la
música de las esferas, la melodía que desprendía el cosmos al iniciar el
acompasado baile de los astros. Y le gustó, le gustó tanto que, según la vieja
leyenda, subió el volumen de aquella melodía, para escucharla mejor mientras
proseguía su ingente tarea creativa...
DIÁLOGO CON LA MÚSICA
Ella_ ¿Quién eres tú qué repercutes en mi corazón y lo llenas de emociones?
Música_ Soy la voz del pasado, de una época perdida entre los confines del
tiempo. El sentimiento, aún vivo, de un alma sensible que me compuso para que
otros recibieran su legado. Soy también la armonía de tu presente y tu futuro
Ella_ Eres un poema flotando en el aire que me enamora, reverberas en los
muros y traspasas mi cuerpo como si no existiese, me haces sentir etérea como
la huella de un beso.
Música_ Soy la memoria que regresa desde el lindar remoto de la vida, fiel
a una invocación que no perdona. Tú me has despertado esta tarde de invierno.
Ella_ Cierro los ojos, pues sólo los de mi corazón pueden verte. Eres
hermosa, impregnada de aromas y hecha de materia celeste. Paseo por la geometría
navegable de tus notas que me visten de infinito, haciendo cristalizar en mi
alma el tañido del universo.
Música_ Soy un halo indefinido, el soplo del recuerdo de algo que has
vivido, la huella de un amor, o la ilusión de una vaga esperanza irrealizable. Vengo
a ti desnuda, a través de la brisa, para hablarte con un lenguaje universal,
ofreciendote su mensaje hecho de ritmos.
Ella_ Cabalgas en el viento, llegas a mí desde lo hondo del silencio,
perforas la luz por el ancho mar, por los altos cielos. A veces me recuerdas la
soledad sonando.
Música_ Así es mi voz, a ratos triste y sola, a veces sonoridad marina, o
el destello de un instante frívolo donde perdura el movimiento de los cuerpos
en sensual comunión.
Ella_ Hay un momento turbio entre tus ritmos, un momento roto y la
esperanza que escribes en el inmenso pentagrama del Universo.
Música_ He oído tu piano esta madrugada, parecía un ruiseñor nostálgico cantando
sobre un solitario ciprés.
Ella_ Al despertar el alba tú me poseíste como un amante, mis dedos rozando
las teclas eran caricias. Parecían el vuelo sutil de una mariposa recorriendo
el jardín de los sentidos. En tu voz derramé mi melancolía y todos mis anhelos
para grabarlos en el firmamento.
Música_ Yo estaba dentro de ti, era tu ser y tu aliento y la magia que
surgía de tu teclado esparciéndose como una cálida lluvia de verano, entre los
tenues colores del invierno.
Ella_ Has ocupado mi casa, mi vida y mis sueños, estoy prisionera en la red
de tu armonía. Gracias a tu hechizo todo lo que contemplo vibra y arde ¿Oyes
como canta la espuma del mar en tu invisible cuerpo? Sol sostenido en el poniente,
alta polifonía de luz crepuscular derramándose a raudales.
Música_ Desde el otro confín del horizonte la montaña coral (madera y
viento) responden con un denso y cárdeno acorde a la lenta agonía de la tarde.
Ella_ Parece como si la creación expandiera sus fronteras hasta rozar
ignotas constelaciones, brillando más allá de sus límites.
Música_ Un vuelo de escalas luminosas dibujan
un pentagrama de firmamento a firmamento, fundamentando la evidencia: Soy la
imperecedera voz del cosmos sensorial.
Ella_ Por eso te amo, con esta mezcla de
fascinación apasionada que embriaga mi alma.
Música_ Por eso habito tu corazón, sin tiempo
ni espacio, desde mi inmortalidad casi divina.
Ella_ Nunca me dejes. Si tu magia cesa de
sonar, yo también me extingo.