11/22/2016

FLUYENDO ENTRE PALABRAS


Hoy me he tomado el día libre, eso no quiere decir sin hacer nada, sino haciendo aquellas cosas que me apetecen y que, por falta de tiempo, voy aparcando. Navegar por el mundo de las palabras es una de ellas, así que me he detenido a dibujar con sus símbolos las ideas que habitan mi mente.
Mientras escribo, veo caer la cascada de geranios, llenos de flores, que se descuelgan por la barandilla de la terraza. Su exuberancia es un acto de protesta, como si no quisieran rendirse ante la nostalgia del otoño. Mas allá, en el jardín, los colores cálidos han desterrado el intenso cromatismo del verano. Una alfombra de ocres recubre el césped, barnizada por la fina pátina de la lluvia que cae lentamente. Cruzando la calle, al otro lado del paseo perfilado por palmeras, se extiende la arena de la playa. Hoy, ese latifundio arenisco, pertenece por entero a las gaviotas que van y vienen sin rumbo fijo. Sus huellas forman un efímero tatuaje sobre  la húmeda superficie. En la lejanía. Envueltas por la ligera bruma, un par de barcas solitarias se mecen en la bahía, como acuáticos fantasmas. Es un mar de Noviembre, vestido de fríos colores, el que contemplo. Un mar salpicado de espumas que se arremolina inquieto en la orilla y late al compás del viento, unido a la melancolía.

Es al filo de la medianoche, cuando dejo de escribir y me siento en el sofá, con el libro entre las manos, refugiándome en la lectura... La música me acompaña y las notas de "La Mer" de Debussy crean paisajes marinos en las estancias del aire.
Entre el pentagrama de líneas que componen tus versos apareces por mis pensamientos, sombra sin rostro, voz que exalta mis sentidos con la magia de las palabras. Eres el poeta errante que eleva mi mente a los confines del ensueño. Te intuyo en tu refugio, como un alma solitaria conjugando metáforas con el prodigio de la creatividad. Me vas llenando de poesía el silencio de esta noche de otoño.
Si, leer tu libro me ha llevado a ti de nuevo, a ese espíritu escurridizo que se escapa como el agua entre mis dedos e intuyo como un mar insondable, a veces  vestido de calma y otras  convertido en una ola, libre y viajera, siempre buscando nuevas playas, siempre renaciendo en cada orilla, pero nunca quieta. Si, quizás te pareces mucho a mi. Somos mentes donde nunca echa raíces el tedio, donde hay un mundo interior lleno de vida,.. de la nuestra, de la que realmente querríamos vivir. Fantasías, utopías, sueños, todo vale para alimentar ese mundo que nos libra del aburrimiento, allí solo unos pocos tienen el privilegio de entrar, los demás, como ante una pintura abstracta, se quedan fuera, sin comprender.

10/24/2016

PIEDRAS AZULES


Amaneces, entre el gris acerado de la tarde
y no se si soy tu sueño o estoy soñando.
Regresas por los inciertos caminos del olvido
para borrar con tu fuego el otoño de mi piel.
Con el cincel de tus manos perfilas mi cuerpo
recomponiendo el espejo, hecho añicos, del recuerdo.
El aire se adelgaza en un suspiro de ternura perdida
y se aleja, fluyendo en un tiempo de horas desnudas.
El deseo avanza por el crepúsculo, ocultando las heridas
con su densa lluvia de pasiones de luces y sombras.
Percibo tu tacto alargando mis limites hasta la locura.
En mi mente percuten los cristales de la fragilidad.
Ya es casi de noche y me bebo a sorbos la luna
atrapada en esa mirada tuya que me roba el norte.
Eres la libertad encarcelada de mis sentidos,
remolcando mi insomnio por las transparencias del silencio 
hasta rozar un horizonte de encuentros sin destino.
****
En mi sueño o en el tuyo avanza la vida,
rodando sobre las piedras azules del camino,
en un duermevela de ausencias y retornos.

9/20/2016

UN VERANO EN EL RECUERDO


Cabo de Gata
Venecia

Ahora, que el verano se desliza, perezoso, por su recta final, siento el latido de las vacaciones envuelto en un aura de nostalgia.
La tranquilidad, que tan bien fluía en el Cabo de Gata, con sus mañanas de mar y sol y sus tardes a la fresca, ha dejado paso a las prisas y obligaciones cotidianas. El placer de poseer el tiempo, olvidado el reloj y los horarios, quedó atrás, al igual que la sensación de libertad y el discurrir de las tertulias familiares.
Fueron unos días de desconecsión total, al abrigo de las olas, la intensa luz mediterránea, el susurro de la brisa y una luna de otoño convocando mareas.

Después de una inolvidable semana, cambié la tranquilidad por la magia de lo inverosímil, volando hacia Venecia. La ciudad me recibió, como tantos otros veranos, con el sol bailando en el mirifico reflejo de los palazzi y el denso transitar de barcas, góndolas y vaporetti, deslizándose por un aparente y controlado cáos acuático. Navegando por el Gran Canal, en plena noche, escuché el silencio majestuoso de sus muros, reposando bajo la mirada de la luna. crucé puentes y pequeñas plazas en penumbra, compasando mis sentidos la rítmica cadencia de las góndolas, meciéndose al compás de la laguna.
Alejada del circuito turístico me perdí por el laberinto de las estrechas calles, dejando que mis pasos vagaran al azar de la improvisación. Regresé a rincones, ya aprendidos, con la mirada de quien no deja nunca de buscar nuevos colores.
Y sobre todo, recuperé el encanto de la noche veneciana. El embrujo de esa especial atmósfera, que flota en el ambiente, cuando la gran masa turista ya se ha retirado y sólo prevalecen los sonidos de la laguna flotando bajo la tenue luz de las farolas, junto con las notas de alguna melodía errante que envuelve con su acento sonoro el misterio y la magia que emanan de la ciudad.
El día de mi partida, camino de Piazzale Roma, me prometí a mi misma regresar en primavera. Dos buenas razones conjugan mi atracción por Venecia: una, familiar y afectiva y la otra, la llamada hipnótica de l'Isola.

7/26/2016

EL COLOR DE LA LUNA



Misterioso poeta del otro lado, desde tu lejana atalaya me preguntas de qué color veo la luna. Te respondo que para mi nada está escrito ni determinado. Colores, sabores, aromas, son latidos que nos llegan a los sentidos y que ellos interpretan según el momento.
 
Por esa razón te diré que veo a la luna como un calidoscopio donde se reflejan todas las emociones del alma. No obstante, dado que soy viajera de sueños me gusta pensar en ella, en azul.

Tal vez te imagines una luna fría y distante, pero el azul también es la pincelada de la ensoñación, del misterio y las sensaciones ocultas tras el velo de las sombras.

Azul de olas bajo las noches de verano y de caricias tras las fachadas. Azul de abrazos y besos, sonrisas y confidencias, de latidos cómplices y plenilunios conjugados a dúo.
Azul como la distancia que une las almas sensibles en el cosmos de la creatividad.

Desde mi atalaya te dejo aquí un reto: Escribe un poema a mi luna azul.

6/27/2016

POEMA A LA DERIVA


En el espejo de la mañana late, lenta, la mar mientras el sol se precipita en sus olas. Es verano y las pieles se embriagan de luz, tendidas sobre el tapiz de la arena. La brisa huele a sal y me refugio en este pequeño latifundio marino que me aviva el color de los sentidos. La voz del agua, compuesta por una sinfonía de azules, es un cadencioso susurro que compone una melodía de calma. Nado, acompasada a la euritmia de la mar, hacia un horizonte inalcanzable. Capturo la mirada del día entre espejismos de sal, recreándome en las notas del silencio. El él empieza a germinar una pequeña semilla de inspiración y las palabras se van elevando hasta flotar a mi alrededor, como minúsculas velas de colores. Dibujan versos que se enredan a los cabellos de la mar. Los voy dibujando sobre la piel del viento, concretando así un poema de sal y rocas, de vida y deseo, de luz y ausencia. Lo voy modelando, sumida en el líquido espacio. Casi perfilo ya su esencia, lo acaricio con los dedos de la mente. Me recorren besos de espuma…

Las puertas del vagón se abren y una avalancha de jóvenes estudiantes lo invade todo. Una gran ola me cubre y pierdo la cadencia. Trago agua y me hundo. El sueño se desvanece y el poema se aleja, como un barco de papel a la deriva. Regreso a la realidad. Estoy en un tren, en medio de un tumulto, con el aura apretada. Ya o hay silencio y el creciente ruido me desestabiliza el eje de simetría. Veo a la inspiración, rota en mil pedazos, fundirse en el vacío de la nada... 

Tras la ventanilla, aún palpita un mar de ensueño.

5/17/2016

FLOR DE FUEGO



El velero de mis sueños navega sin rumbo
por el instante turbio del despertar.
Es la hora quieta, aquella en que todo se recicla
y el gesto preciso del alba rasga las sombras.
El horizonte es un pentagrama de luces,
en plena e irreal metamorfosis,
componiendo una sinfonía de colores.
Su melodía es magma ardiente sobre las aguas
y el mar naufraga de deseo 
fascinado por la belleza de la aurora.
Un murmullo de pasiones agita las olas
elevando su último aliento en el rompiente.
Más allá del mundo, en el templo de los dioses,
percute una pulsación, sensual y cárdena
y la ciudad convoca realidades de asfalto.
Duermes, desnudo entre el desorden de las sábanas
mientras la lasciva luz recorre tu piel.
Yo, celosa de su gesto, te abrazo,
porque quiero ser el sol y la brisa de tu despertar
amarrando mi alma a los puertos de tu cuerpo.
Voraz, el día devora las últimas tinieblas
rodando por la vida como un torrente. 
Ajena a la inexorable mecánica del tiempo
fondeo mi barca en la orilla de tu cuerpo
y lo recorro, como un gran sol naciente,
engendrando una flor de fuego.
Una flor que crece entre caricias y besos, 
 para ser deshojada entre dos.

5/10/2016

AMANTES


Piel contra piel, placer insomne
y el deseo desgarrando el velo de la noche
hasta dejarla desnuda y vulnerable.
Fuera, más allá del oscuro asfalto,
sobre el mutante perfil de las olas
percute el latido constante de las horas
anudado a un silencio de tacto insinuante.
La pasión es un trazo de lunas desangradas
perfilado entre sábanas de raso.
Agitas la veleta de mis sentidos
y en ese instante turbio dejo de ser
para convertirme en tu erótica fantasía.
Llueven caricias y besos
conjugando un hechizo de lava y fuego.
La oscuridad es un espejismo sostenido
y bajo el techo del cielo
 el deleite erótico es un punto de fuga
expandiéndose sobre el lienzo de los cuerpos.
Piel contra piel, placer insomne,
suspendido en la alquimia del deseo
Cómplices peregrinos de sensaciones,
nos elevamos en un vuelo evanescente,
inmunes a las leyes de la gravedad,
levitando por una galaxia de estrellas.
Tiemblan los astros en el cenit de un suspiro,
el tiempo se detiene en los relojes
y un punto de fuga eclipsa la luna.

5/02/2016

AGUADA EN SEPIA



Bailan los sueños
con el eco del recuerdo
en el olvidado desván
donde levita el silencio
entre la esencia de lo vivido.
Se detiene ante el viejo escritorio,
cubierto por una pátina de polvo.
En él perduran la calidez del tacto
el leñoso tatuaje de sus vetas
y las manchas de tinta en los cajones.
Abre el escondido secreter, 
donde reposan las viejas cartas
atadas con aquella cinta rosa,
que abraza palabras de ensueño.
De repente, algo vibra y se concreta.
El tiempo de las ilusiones
se hace invisible presencia
proyectando la añorada imagen
en la suave luz del atardecer.
El instante es magico
y transforma la estancia
en una aguada en sepia.
Un latente microcosmos,
donde habita la chica que fue.
Algo la remueve por dentro
y oscila la veleta de los sentidos
agitada por ese viento de retorno.
El mundo parece detenerse 
en el aire de un suspiro...

Pero ella es muy consciente
de que no hay retorno,
y todo pasa para después reflejarse
en el espejo del recuerdo.
Guarda de nuevo las cartas,
cierra tras de si la puerta,
y desciende por la estrecha escalera
dejando atrás el velo de la melancolía
y las escenas cautivas del pasado.
A medida que va bajando los peldaños,
corre el telón del ayer
y mueve la ruleta del tiempo
para recuperar la realidad
que perfila su presente.

4/18/2016

UN TOQUE DE SANA LOCURA


No sé en qué momento, ni la razón, pero lo cierto es que un buen día, algo cambió en mi. Fue una metamorfosis lenta y sutil provocada por el especial cosquilleo de la sana locura, esa que nos incita al deseo de romper moldes. Tal vez fue consecuencia de atravesar el ecuador de la vida, con toda la carga de experiencia que eso conlleva, o que algún travieso y nómada viento, en forma de persona o de hecho, que me hizo dar un paso más en mi evolución personal. El caso es que fui asumiendo conciencia de pequeñas cosas y del placer de saborearlas, compartiendo momentos y creando los míos propios.
Realmente poco importa el origen de mi cambio, pero lo cierto es que ese día inicié una paulatina y sana liberación. Empecé a sacudirme el rancio polvillo de los convencionalismos, me cuestioné muchas normas y tabúes y aprendí a trasgredir las reglas. Como consecuencia de todo ello, afloró a la superficie mi yo más autentico y, poco a poco, fui soltando todo el lastre que me tenía atrapada en los puertos del pasado. Dejé atrás los caminos ya trillados, por donde anda el rebaño y me puse a explorar mis propias rutas, avanzando, tropezando a veces, rectificando otras, superando miedos y llegando a asumir fantásticos retos. 
Sumida en esa maravillosa terapia de constante renovación, vivo siguiendo los dictados de mi corazón. He aprendido muchas cosas, entre ellas a relativizar lo que piensen los demás... y cuando digo "los demás" me refiero a esas personas exentas de vida propia que se dedican a juzgar la de otros y viven tan apoltronados en su reducido mundo, que no saben apreciar la belleza y la diversidad que se esconde detrás de cada nuevo horizonte. 

Si, ese soplo de sana locura que me alcanzó me dio alas y las he aprovechado para explorar la maravilla del vivir. Con cada nuevo vuelo gano en riqueza interior y aprendo un poco más de las tantas cosas que aún no sé. 

4/07/2016

DÉJÀ VU



Diversas veces, a lo largo de mi vida, he sentido esa sensación de déjà vu. La percepción de momentos ya vividos en los que el presente se entrecruza, por un instante, con un distante pasado, conjugando una inquietante simbiosis. Es como si se encendiese una luz en el desván de la memoria para desvelar el fugaz recuerdo de una vida anterior, de la que eramos parte. En el espejo del retorno se perfilan esbozos de otros seres que fuimos y laten dentro del universo como una esencia sin final.

En ocasiones me han sorprendido ciertos encuentros. Encuentros con seres que han confluido conmigo en el cruce del camino, despertándome una inmediata sensación de familiaridad. Son encuentros cómplices a los que siempre otorgo una razón de ser, que tarde o temprano se manifiesta. En mi trayecto de vida, me he encontrado con alguna persona que, casi sin apenas conocerla, ha pasado a ser importante. En ese momento las sensaciones fluyen, partiendo de algo intangible. Una especie de hilo invisible, parece tensarse con el encuentro y sientes como las auras vibran en perfecta armonía.

"Las almas tienden a encontrarse" según escribió Brian Weiss, psiquiatra famoso por sus creencias en la reencarnación, regresión de vidas pasadas y progresión en vidas futuras. Otros rostros, distinto rol, nuevas vidas, pero siempre movidos por ese nexo, esa búsqueda de calor humano que nos une con los seres queridos que fueron, son y serán.

Tal vez sea cierto y seamos reencarnada materia en continua evolución. Quizás yo soy alguien que fue y llevo en mi el legado de otros cuerpos y el tacto antiguo de otras pieles. Un ser en tránsito, que vibra bajo el constante latido de la luz y se hace eco de tantas voces ya extinguidas. Un efímero receptáculo de sensaciones y sueños en el fluir de una esencia infinita.

3/29/2016

ALETEO DE AMAPOLAS


Los azules ojos del mediodía son un espejo bajo el que palpita la exuberancia del paisaje. Un vuelo de sensaciones conjuga la trama del instante. De pie, frente a al caballete, ella observa los colores que vibran entre las olas del aire invitándola a captarlos. Cada sutil detalle toma forma en su retina. El suave vaivén de las ramas, crea un entramado de sombras cambiantes sobre la tierra rojiza del camino. La luz enciende cada partícula de vida que habita la piel del bosque. El gesto del tiempo se dibuja en los muros arbolados, en la corteza de cada tronco y en el sinuoso serpentear de las raíces.
La primavera llueve sobre los campos y un aleteo de amapolas perfila un ardiente presagio entre la marea de verdes que se disuelven a lo lejos.

Con la paleta en la mano calibra el exuberante cromatismo y empieza a mezclar los colores. La tela en blanco reverbera bajo el sol, casi temblorosa, esperando el roce de la primera pincelada.
Su yo creativo intenta percibir las voces ocultas del paisaje. Las voces que murmuran los secretos de lo invisible. Más allá de los árboles y el prado, se elevan las montañas y el eco de sus piedras pregona la auténtica esencia de la naturaleza.

Coge el pincel y empieza a delimitar espacios, luces y sombras componen un homenaje a la primavera. La tela, en plena metamorfosis, es una ventana abierta a la vida por donde desfilan verdes, sienas, azules, ocres y rojos. Con cada trazo del pincel su blanca virginidad se convierte en una eclosión de pétalos, como mil besos apasionados, agitándose en la brisa. Todo vibra y se transforma bajo el rutilante sol que sonríe entre sábanas azules y almohadas de nubes.

Poco a poco, el instante es atrapado por la mirada del arte y esa especial visión, surgida de los sentidos, hará perdurable su efímero paso. En su incesante fluir, la mutante naturaleza seguirá su ciclo, siempre en continua evolución, estimulando pinceles, inspirando poetas, conjugando colores.

3/22/2016

PIRUETAS DE VIDA


Mientras la luna baila tras un velo de sombras, hago equilibrios sobre la cuerda floja de los días, trazando piruetas de vida. Poco a poco, la ciudad se aletarga sobre el asfalto y sus gigantes de ladrillo y hormigón despliegan un parpadeo de luces tras las ventanas empañadas de deseo. Por los cristales rezuman nostalgias, miedos y sueños rotos, esbozos que nunca fueron, dejando un rastro de esperanzas. A lo lejos, el universo desnuda su misterioso paisaje de astros y planetas, mientras gira el reloj de arena de la vida.
Las tinieblas de la noche palpitan tras su luminosa geometría y un susurro de mundos ocultos se eleva sobre la voz callada del mundo, transmitiéndome un legado de palabras ya aprendidas.
La tierra gira entre las manos del tiempo y en ese fluir recorro los caminos inciertos de la existencia, buscando mi auténtico lugar. Aquel donde habita el corazón de todas las respuestas.
Avanzo, entre un vaivén de luces, saltando de una sombra a otra hasta que me alcanza la marea que lo voltea todo y veo como el pasado se pierde entre las olas, dejándome en la piel un tatuaje de recuerdos. Todo lo aprendido de cada abandono, de cada sueño roto, de cada lágrima vertida me va modelando. Tras cada borrasca me abraza el sol, invitándome a disfrutar de la calidez y los colores del instante.
En el arco del cielo quedan dibujados los rostros de quienes me ayudaron a avanzar hacia nuevos horizontes. Allí he encontrado mis espacios sin techo, donde he podido abrazarme al poniente, desnudarme en los cristales de la aurora, pararme a respirar las estrellas y recoger amapolas como besos.
La luna sigue bailando, ya libre de su velo de sombras. Seductora odalisca, conjurando poemas, perfilando leyendas y transformando orillas con sus mareas. Voluptuosa y secreta, me seduce su misterio y su magia me invita, sin palabras, a seguir explorando trayectos. Escalando los peldaños de la noche, de la mano del insomnio he hecho una parada en el aula de la vida y allí, haciendo equilibrios en la cuerda floja, he meditado sobre todo lo aprendido y sobre lo que, tal vez, nunca sabré.

3/14/2016

CRISOL DE SUEÑOS


Sentada frente a la playa,
respirando el aliento del alba
siento que todo está en calma.
Ni siquiera el nómada viento
se atreve a acariciar la piel salada.
Cierro los ojos, detengo el reloj de arena
y acompaso mi latido con la luz.
Barcas de sombras emigran
hacia el misterio de otras noches.
El cielo es una acuarela de azules
en continua metamorfosis,
fluyendo por la tela del universo.
Pasa una blanca gaviota,
volando libre hacia el horizonte
y su aérea danza rasga el silencio.
Tiemblan reflejos sobre las aguas
como cristales de fuego
rompiendo la celestre geometría.
Una voluptuosa laxitud me recorre.
Soy una frágil partícula,
minúsculo crisol de sueños,
componiendo un poema de vida.

2/29/2016

ALAS DE FUGA


Anoche, subí al acantilado de los sueños a escuchar el susurro de las conchas marinas. En las redes de la luna hay un revoloteo de peces y mil pájaros azules nadan en el océano del cielo. Convoco estrellas errantes para pedir deseos que luego se pierden en el lago del olvido.
Unas cuantas utopías me cosquillean la nariz y al estornudar todas se disuelven en lluvia de rocío.
Un rebaño de nubes juegan a las metamorfosis y me fusiono en ellas, convertida en luna de papel. Eolo, al verme, se vuelve juguetón y sopla con fuerza haciéndome volar por el firmamento a caballo de su aliento.
Planeando, aterrizo sobre el desierto de las soledades y me paseo entre dunas de ausencia hasta que me deslumbra el espejismo de la posibilidad. 
La imaginación me perfila un oasis. Un reposo en la tierra de los nómadas. En ese pequeño paraíso me siento bajo las palmeras, junto al pequeño lago de aguas turquesa, a dialogar con El Principito que, casualmente, pasaba por allí. Charlamos largo rato, llenando la atmósfera de sueños y vivencias. Más tarde, al despedirse, me regaló su rosa y me fui a deshojarla al mar.
Al amanecer, cada pétalo engendró otra rosa, hasta convertir el inmenso prado de agua salada en un cálido tapiz. Atraída por la belleza del instante, me desnudé de todo lastre sumergiéndome en el azul de fuego. Las olas se volvieron caricias de acuáticas mariposas sobre el filo de mi piel. Sobre el lecho marino, Poseidón bailaba con las sirenas y a galope del viento navegaban, raudas, las barcas de las ilusiones. El mundo emergía de los velos de la noche.

Esta mañana, subida al acantilado de los sueños, el sol me ha anudado a la tierra con sus hilos de luz. Feliz y renovada, me he despertado sobre un arenal de sábanas de ámbar.
Más allá de la puerta del aire, desde algún lugar de la galaxia El Principito me ha lanzado un guiño. Un gesto cómplice que me ha dado alas de fuga. Ahora, con ellas sobrevuelo mares de cristal, hacia un horizonte desconocido donde palpita de nuevo la vida.

2/22/2016

SOMBRA ENTRE LAS SOMBRAS



Sentada en un tren de cercanías emprende un incierto trayecto, mientras va desenredando la madeja de sus pensamientos. Sumida en la letargia de la hora bruja, deja vagar la mente por los limbos de lo absurdo. Más allá de la ventanilla, el vaivén lunar acompasa su latido en un adagio de nostalgias. Últimamente se siente como una barca anclada en dique seco, inmóvil al fluir de las mareas. Nota como se adormecen sus sentidos y, poco a poco, se van apagando sus colores, hasta ser apenas un difumino, un esbozo de sí misma.

La noche engulle el tren en su túnel de oscuridades, lo envuelve, lo devora. En el cerrado habitáculo la atmósfera se vuelve densa y un silencio letal flota en el vagón, casi vacío. Sabe que la vida se le va disolviendo en cada trayecto. Ha perdido su mochila de emociones y en el devenir de los días ya no encuentra su equipaje. Vive o no vive, a caballo entre dos ámbitos, sin tiempo para disfrutar de las flores azules de sus sueños. 
Degotan los minutos del reloj y casi ya no quedan pasajeros, el tren avanza raudo y piensa que se quedaría en él eternamente como una minúscula parte de mil trayectos, sin destino a ninguna parte. 

Inmersa en el plácido traqueteo se le vuela el tiempo y un retal de vida se columpia en los átomos de la nada, hasta perderse en la bajamar.

Pero, como en todo, siempre hay un final de trayecto y entonces, por un breve instante, la estación se convierte en su refugio. Un oasis de paso para las almas errantes.

Hace mucho frío y anda apresurada, calle arriba, huyendo de sus propios fantasmas. El viento helado le azota el rostro y un escalofrío la recorre. En un jardín cercano se agitan las hojas del ciprés y un gato solitario maulla desde alguna parte. El universo enmudece bajo retales de nubes.

El pueblo parece desierto, sólo los ojos iluminados de las fachadas observan su paso. Ella, sombra entre las sombras, se disuelve en el entorno, como la niebla. Los dedos de la noche la van borrando, hasta convertirla en partícula de asfalto. En su deambular ya no hay destino. Sólo es un huésped en casa ajena, fluctuando en la tierra de los nómadas.

2/15/2016

ESE GRAN CAMPO DE CULTIVO LLAMADO: AMOR


Ayer, día de San Valentín, todo estaba impregnado de color rosa dulzón y del típico corazoncito. Pastelerías, tiendas de regalos y todo lo que se pudiese relacionar con el amor estaba expuesto al consumismo. Reflexionando sobre el tema me pregunto si puede sólo un día festejar el amor y creo que mal va esa filosofía. El amor hay que homenajearlo cada día, cuidarlo y alimentarlo, pues sólo así puede perdurar. Los detalles a la persona querida no han de tener fecha impuesta, sino que han de ser fruto de la improvisación, de la sorpresa y la espontaneidad. Dedicamos mucho esfuerzo al mundo laboral, a escalar peldaños en la sociedad, pero ¿y el cultivo del amor? Es una gran estupidez el pensar que una vez encontrado perdura para siempre, sin más. Si realmente merece la pena, hay que esforzarse en su mantenimiento. Es un campo de cultivo especial y delicado que se alimenta de complicidad, abrazos, besos, detalles, muchas sonrisas, gestos, miradas, diálogos, silencios, sensualidad, erotismo, apoyo mutuo, comprensión e incluso discusiones bien llevadas y todo ello es un abono que hay que aplicar cada día. Evidentemente requiere un esfuerzo, pues nada viene regalado, pero si el esfuerzo es compartido, el resultado merece la pena.

Cuando pasan los años se oye decir eso de que la pasión muere, de que el feeling desaparece y de que sólo queda una plácida convivencia, lo cual es sinónimo de aburrimiento o de letárgia sensorial. La verdad es que en esa rutina andan la mayoría de pare jas que cumplen años juntos y los que cambian tienen un nuevo subidón que a la larga se convertirá en más de lo mismo. En fin, que nada perdura y se mantiene vivo si no se alimenta cada día. Personalmente creo que: como cultivar el amor, debería ser una asignatura que se aprende desde niños y que sería sumamente útil para la perfecta armonía sensorial del adulto.


No sé si existe el amor para toda la vida, pero yo que soy una gran observadora, a veces veo parejas, ya mayores, que todavía se miran como hacen los amantes, que son capaces de reír juntos y conjugar complicidades. Ese hecho refuerza mi teoría del campo de cultivo y pienso que esas parejas, ya con mucha vida compartida, son unos grandes cultivadores del amor. 
Sería fantástico que esa habilidad se extendiese cada vez más. Seguramente la suma de todos esos latidos de felicidad contribuiría a mejorar el mundo en que vivimos.

2/09/2016

ANCESTRAL IDILIO



Esta mañana el viento agita las palmeras del paseo marítimo y perturba la cadencia de las olas. Nómada, como todos los vientos, está de paso y en su fluir compone con el mar una acuarela de azules y espumas que se rizan a su paso. Ambos, viento y mar, mantienen un ancestral idilio. A veces su unión es caricia, apenas sensual vaivén palpitando en la piel salada. Otras su conjunción es pura contienda, un encuentro entre dos fuerzas midiéndose mutuamente. Sentada en un banco observo ese duelo, casi erótico entre la mar y el viento. Ya no hay juego sensual entre ambos sino una primitiva pasión, un desnudarse mutuo entre girones de espuma. Abrazados se elevan y se devoran, en el ingrávido espacio, hasta caer de nuevo entre un remolino rugiente de aguas desbocadas. No se dan tregua, cabalgan el uno en la otra en una carrera salvaje hacia la orilla. Allí se rompen, enlazados, gimientes, arañados por las conchas y la arena, entre la potente percusión de los cantos rodados. Luego, el viento se aleja, planea sobre la playa dejando tras de si una nube de gotas de agua. Solitaria, la mar se arrastra, turbia de espumas, sobre el tapiz del rompiente. Se va diluyendo, desmadejada, cansada, casi vencida… pero sólo es una pequeña tregua, pues ella siempre renace y regresa al corazón de las aguas, para seguir latiendo eternamente viva, a la espera de un nuevo encuentro. 
Sabe que los nómadas vientos siempre regresan.

2/01/2016

EL COSMOS DEL ARTE



Dedicado a mi hija, Noemí

Tus dedos se deslizan sobre el papel
profanando, con el trazo del lápiz,
su virginal blancura.
Más allá de las realidades
dibujas insólitos espejismos,
-latidos de agua y piedras-
que habitan el desierto del silencio.
Subes, en el ascensor del aire,
hasta rozar las insomnes nubes
esculpidas por el soplo del viento.
En los quietos confines de la noche,
el cielo es un océano de olas y peces
y en él te sumerges en un abrazo de luna.
Tu espacio es el cosmos del arte
donde te sientes libre para desnudar tu yo
dejando volar los pájaros de tus sueños.
Equilibrista de sensibilidades,
observas la vida, más allá de las sombras,
allí, donde se engendra la esencia
que habita el mundo invisible.
En el aéreo fluir, entre el polvo del grafito,
vas perfilando tu obra,
-alquimia de luces y sombras,
del paisaje veneciano-
gestadas en el mágico crisol
donde se destila el misterioso elixir
de la creatividad.

1/25/2016

POETA



Me paseo por tu silencio
de puntillas, tímidamente.
Saboreando la quietud
que envuelve la estancia.
Miro tu perfil concentrado
en el vaivén de las palabras
que laten en tu horizonte
de lunas y soles.
Te mueves entre ellas
con la gracia de un malabarista.
Las elevas y luego desaparecen,
se arremolinan entre tus dedos
sobre el perfil del teclado.
Dibujan realidades y sueños.
Pueden ser cálidas y ligeras
o afiladas y densas.
La estancia se llena
de mudos sonidos
que danzan entre las líneas
de tus pensamientos.
Con destreza los modelas
los transformas en poemas,
creándoles un mundo
de ensoñaciones y vida.
Brillando en tu mirada
veo la fiebre del poeta
que esculpe sensaciones.
Permanezco allí largo rato,
atrapada en tu locura literaria.
Luego, muy despacio me acerco,
alzo la mano, como en un suspiro,
hasta rozar tu tu mejilla…

Por un momento tus dedos se detienen
y te ilumina una sonrisa,
como si mi onírico gesto
hubiera traspasado la distancia.

Pero ha sido sólo un instante
y de nuevo te encierras en tu universo
haciendo el amor con las palabras
sobre la blanca virginidad del folio.

1/18/2016

MÚSICA


Su cuerpo invisible levita por la estancia enredado a la callada quietud. Se enreda entre los pliegues de las cortinas cayendo en cascada sobre el cristal de la ventana, acariciando los hilos de luz de este atardecer que, lentamente, declina a poniente. Su melodioso fluir me abraza y su percusión es, a veces, alegre melodía y otras, preludio de tristeza. Es también recuerdo, esencia de instantes de vida que ya son pasado y han quedado atrapados entre sus notas. Reverbera en las paredes y como un sonoro boomerang, regresa hasta vibrar en mi propia piel. Entonces soy parte de ella, un todo unido por el flujo de las sensaciones que andan de puntillas por la tarde hueca. 

Es una presencia, antigua como el mundo que veces me desnuda y otras me abriga con su calidez sonante. Ha crecido a mi lado, es versátil, amiga, compañera, amante y en su diversidad sonora enciende pasiones y también lágrimas. Nunca deja indiferente y es leal a mi estado de ánimo.

En esta hora quieta del frío crepúsculo de Enero, flota por mi casa, etérea como una ninfa y su vuelo es caricia, sensual evocación de otros crepúsculos vividos en tu compañía, a orillas del mar. 

Hoy sólo ella me acompaña, vistiéndome de olas y madréporas. Los compases impresionistas de "La mer" de Debussy me trasladan más allá de este frío invierno, hasta regresar a aquellos inolvidables veranos compartidos contigo y con ellos paseo descalza, sobre la arena de una playa dorada. Desnuda la mente, libre el cuerpo, sin lastres, a solas la música y yo, en este anochecer de auroras perfumado de tu esencia. Como dos almas enlazadas bailando en el filo de los sentidos, desafiando silencios, borrando soledades.

1/12/2016

PARTITURA INACABADA


Cae el silencio sobre mí, como las notas de un nocturno percutiendo en mi alma. Es como si la tarde se durmiese precozmente entre las bambalinas del teatro de la vida.

En ese espacio de calma fluyen los recuerdos concentrándose de nuevo en la piel. Acuden a mí, suaves, componiendo un tempo lento que, poco a poco, se convierte en un crescendo. Como un canto de sirena regresas, en la tarde quieta, para activar mis sentidos. Borrando la distancia reapareces, entre la transparente melodía, sensual en tu desnudez de amante. La luz tamizada del final del día te perfila a través del ígneo poniente que entona una  cárdena melodía de hojas estremecidas por el viento.

Incendias mis recuerdos y alargo la mano, buscándote, hasta rozar la luz inmóvil del aire. Bajo mis dedos siento el latido de tu cuerpo y mil violines se desfibran en octavas por el anochecer sedoso.

Al otro lado de la ventana palpita el mar. Su cadencia escribe partituras en un pentagrama de conchas y madréporas y el instante es pura magia.

De repente, un ruido interrumpe el silencio y siento que se va disolviendo tu imagen como las olas de ese mar que va y viene. Me resisto a perderte y con los ojos cerrados intento volver a la partitura inacabada de nuestra melodía.

Intuyo que esta noche no habrá luna ni estrellas, pero si una rosa azul en mi firmamento.



1/04/2016

MOMENTO NIRVANA



Refugiada en el pequeño latifundio de su sofá deja pasar el tiempo, vaciando la mente de pensamientos. Fluye de la nada hacia el deseado relax, inmersa en la placidez de “il dolce far niente”

Es su momento de paz y silencio, con el tiempo detenido en los relojes y la vida levitando, en su trepidar cotidiano, más abajo de su espacio de calma. Su mente, libre de lo cotidiano, se sumerge en un el paraíso de una playa de esbeltas palmeras, blancas arenas y aguas transparentes como el cristal. Allí, tumbada en una hamaca, bajo un cielo sin nubes, se deleita con un cóctel afrutado. Muy cerca, apenas se percibe el susurro que emerge del rompiente, donde se arremolinan las pequeñas olas. Es una melodía de agua y secretos marinos, flotando en la brisa del misterio.

Frente a ella, todo es azul, diáfano y transparente. A su espalda, más allá de las palmeras, empieza a perfilarse el verde lujurioso de la selva tropical. Allí, escondidos entre el follaje, un coro de pájaros exóticos se unen en un espontaneo concierto, dedicado a la naturaleza y a la vida en su estado más puro y primitivo. Cierra los ojos, sumergida en la fascinante somnolencia de un estado perfecto. La música de las olas acompasa el canto de los pájaros, conjugando una perfecta armonía que resuena por toda la isla. 

En algún lugar muy lejano, la vida sigue percutiendo con la estridencia de la urgencia y las prisas, mientras ella sigue allí, refugiada en el pequeño latifundio de su sofá, ahora convertido el isla caribeña.

Mañana será otro día y volverá al estrépito de la ciudad y la vida cotidiana, pero ahora no. Ahora vuela libre por el mágico paraíso de la imaginación.

Quién sabe… tal vez si vuela lo suficientemente alto alcance el nirvana, bajo un cielo limpio de nubes y un mar de aguas cristalinas.