5/25/2015

TANGO



Fluyo, en un espacio móvil que discurre entre raíles y estaciones. La mañana es gris y la ausencia de colores le otorga una aburrida neutralidad. Nada hay que cosquillee mis sentidos y voy dejando pasar los minutos inmersa en el tranquilo traqueteo.

Bajo en Sants y me muevo por la estación como un autómata, pasando de un andén a otro para efectuar mi habitual trasbordo. No tarda ni cinco minutos en aparecer mi tren. Sale de las profundidades del túnel con el deslizar tranquilo que precede a la parada. Subo y me instalo en un vagón casi vacío. Allí sentada, me digo a mi misma que hace apenas unas horas me encontraba en un tren similar que iba en dirección contraria, eso me lleva a pensar que paso parte de vida en el trayecto. De repente la oscuridad del túnel queda atrás y constato que el día sigue envuelto en la misma atmósfera plomífera, que sólo invita a la pereza. Me distraigo, mirando por la ventanilla el paisaje que desfila como un difumino, perfilado en neblina. Al fondo se dibuja un mar acerado salpicado de espumas. Las primeras gotas resbalan tímidamente por el cristal, añadiendo un toque nostálgico.

Es entonces cuando los oigo... si, aquellos primeros compases. Instalado en la plataforma cercana, un hombre ha empezado a tocar un tango. Pasional y arrabalera la melodía se expande, inundándolo todo. Invade cada rincón del vagón y se hace tangible a ras de piel, con su esencia sonora y sugerente.

De repente la mañana gris se vuelve cárdeno poniente abrazando mi cuerpo. La cordura se me vuela en alas de la música desvelando unas ganas locas de bailar. Dudo entre ese deseo y la vergüenza del “qué dirán” pero la llamada de aquella sensual cadencia está llena de fuerza y arrasa toda timidez.

Me dejo ir y bailo. Bailo con el ritmo. Él es mi compañero, quien me seduce con su cuerpo sonoro y enlazada a él me muevo con sinuosidad felina. Me lleva colgada de los hilos de su pentágrama y nos deslizamos por el pasillo, trazando filigranas, retándonos y provocándonos en un duelo apasionado de amor y desamor, de fusión y abandono.

Tras las ventanillas la lluvia sigue cayendo, pero mi piel ya no siente el frío ni la nostalgia porque la piel del tango me envuelve, trasladándome a un local en penumbra, donde gime el bandoneón y los cuerpos son sombras. Bailarines embriagados por la magia del ritmo.

Cesan los compases, se aquieta el tiempo, desaparece el cárdeno poniente y el salón en penumbra y la realidad del vagón, casi vacío, se hace palpable. El habitáculo móvil, sigue su monótono deslizar y fuera el cielo llueve nostalgias sobre la piel del mar.

En algún otro punto del tren, varios vagones más allá, tal vez el mismo tango siga sonando, en su fluir felino de encuentros y olvidos.


5/18/2015

DESDE MI HAMACA



Has llegado con fuerza, sin previo aviso, con esa sensualidad que arrastras en tus canículas y despierta cosquilleos de sueños y de sonrisas. Vienes envuelto en azules, suaves auroras e infinitos atardeceres de cóctel fresquito, tertulias y ocio.

Como un seductor amante, en un suspiro, has inundado de sensualidad calles y playas, desnudando los cuerpos con tu mirada de fuego. Eres travieso y vacilón y me gustan tus cálidas noches de copas y mar, de chiringuitos, luna y sombras enlazadas tatuando de huellas las orillas. Eres el voluptuoso espacio que alberga ese sol que nos broncea entre besos de olas y sal.  Sus rayos dibujan tus trazos en las pieles rebozadas en espumas y arenas.

Eres imprevisible y has entrado sin llamar para cogernos por sorpresa, arrasando la tímida primavera y desperezando los espíritus adormecidos por el letargo invernal. 

Traes augurios de verbenas y de ritmos oscilando en el filo de la mar, bajo una orgía de estrellas, congregadas en la inmensa carpa del universo.

¡Como me gustas verano! Quiero susurrarte secretos, cabalgar en tus alas y vivirte eternamente, ausente de los fríos del invierno. Quiero ser brisa, ser pez o gaviota, cala escondida o somnolienta hamaca, cómplice de relax y siestas. Ser rayo de luna de una de tus noches y deslizarme sinuosa sobre remotas cadencias oceánicas.

Bajo palmeras y paraísos perdidos quiero celebrarte, correr libre y sumergirme desnuda en las quietas aguas de una isla tranquila, donde me llenes de músicas el alma.

Desde niña me enamoras los sentidos y hoy, con mi bagaje de experiencias, he decidido que voy a saborear cada instante de tu paso. Desempolvaré sandalias y vestidos ligeros y me perderé en los recodos de las mareas estivales, como una beduina de sensaciones inmersa en la sana locura de disfrutar la vida.

5/11/2015

PRIMAVERA


 


Sonrisas de sol en los tejados, sobre el manto de arena de las playas y en el filo de los cuerpos que se pasean por la orilla.

Aromas de flores, de yerba tierna poblando los prados y ese toque lujurioso de amapolas como pinceladas de pasión enlazadas al paisaje. Susurros de ninfas y faunos celebrando tu llegada bajo un cielo que irradia espirales de azules entre grafitis de nubes. 

De repente me doy cuenta de que estás aquí, te percibo en la caricia del aire y en las mariposas azules que bailan en el gran salón de mis sentidos. Eres brisa, sensualidad y vida, colores flotando en las estancias del aire y vibraciones expandiéndose por por los jardines celestes del firmamento.

Hoy me apetece rebozarme en tu esencia y fundir mi piel con la tuya. En el cénit de la hora bruja, deseo ser parte de tu luna y de tus noches de vino y rosas y deseo quedarme contigo, a gozar del alba.

Quiero bailar con tus músicas de trigales y viñedos y cantar desde los senderos del bosque hasta enredar mi voz entre las ramas. Me enamora el murmullo de tus ríos y el jolgorio de los pájaros.

Muero de deseo por tus mares y por descubrir nuevas playas en cada rincón de tu cuerpo. Quiero perderme entre rocas y dunas, bajo un sol incandescente, asombrada y viajera, cabalgando los latidos de tu cosmos.

Izo mis velas para explorarte y degustar cada instante de tu magia. Fascinada y rendida de pasiones me enlazo a ti, primavera, para renacer de nuevo en un espacio de cálida belleza y coloridos horizontes.

Simplemente me detengo a escucharte, a percibirte, a respirarte y el mundo se detiene mientras dibujo el poema, en cada átomo de la brisa que me abraza.

5/04/2015

DOS MARES





Hay mares y océanos en el fluir de la vida.
En mi deambular voy ganando tiempo al tiempo
y de vez en cuando fondeo en remotos lugares,
epicentros edénicos, huidizos reflejos del todo y la nada.
Fluctúo entre dos aguas, en el cénit del presente.
Hay un mar conocido de calmas orillas, ya aprendidas
y un incierto océano de playas por descubrir.
Soy navegante solitaria, pasajera de luz y de emociones
y voy apurando rutas de vida, sin amarrar mi velero,
ni concederme tiempo para echar raíces en ningún puerto.
Dudo y a veces me pierdo en las olas de lo inverosímil.
Luz experimental, me siento naufrago, sin amparo, timón, ni rumbo.
A veces soy isla flotante a la deriva, estela que el viento agita
o el soplo de la brisa fugaz en los rostros del encuentro.
Busco un oráculo, una señal, un indicio, un sentido
para despertar con el sol, eludiendo días de paja y humo.
Tal vez mañana, las olas me den la respuesta a lo invisible
y esta me llegue a través de la voz de la implacable lógica.
Aunque, como siempre, los sentidos me anestesien el oído
y será el corazón quien le dé la réplica a mis dudas.
Navegante de paraísos perdidos, soy soñadora de utopías
y mi esencia seguirá siéndolo. Quizás en otra vida aprenda,
pero mientras, izaré mis velas hasta que la razón me venza
o mi nave se hunda en el vértigo del despropósito.

HUELLAS




Paseo por la playa de mis días, rodeada de una mar de ensueño. Junto a mis pies, las olas se deslizan perezosas sobre la piel del arenal, hasta casi rozar el tatuaje de mis huellas.

Las miro perderse en el infinito del pasado, junto con el trazo de otras huellas que fueron importantes.
La mañana es de canela, de sal y especias flotando en el aire. Más allá del líquido lienzo que palpita bajo el cielo, hay un murmullo de músicas colgadas del cometa errante de mis sentidos. Músicas que marcaron instantes y llenaron espacios de vida y sueños. Músicas azules de abrazos y besos, músicas cárdenas de pasiones y deseo, melodías que siempre serán parte de mi historia.

Me deslizo por el mosaico multicolor de los recuerdos y los voy revisando, uno a uno. En cada tesela veo reflejado un destello, a penas un guiño travieso de las pequeñas cosas compartidas y me lanzo por el tobogán de ese arco iris, fascinada por sus matices.

La mañana es de melaza y jengibre, de manzana y miel y en ella me envuelvo, buscando el reflejo de lo invisible, de la armonía, del silencio... de ti, palpitando aún en mi piel desnuda

Las olas siguen su fluir eterno. Sin llegar a borrarlas, alguna casi roza el perfil de tus huellas junto a las mías y observo el trazo irregular de tu paso que viene y se va, en un aleteo tránsfugo e incierto.

Cierro los ojos, el oleaje es un garabato de plata bruñida, percutiendo en el silencio, Fantaseo, la mente te moldea como el mar forja la orilla. Me rodea un torbellino de sensaciones... te invoco y en un instante mágico, acoplas tu paso al mío, dibujando un efímero recorrido paralelo en la tela de mis huellas.