5/29/2014

GOL ORGÁSMICO


Sentada en las gradas le observa, prendida en un vuelo de mariposas a flor de piel. Él se mueve por el campo de la vida, a veces indolente, envuelto en sus íntimos silencios, como un gatazo refugiado en su bien delimitado territorio, tal vez perdido, tal vez soñando. Otras, cuando le llega el balón, se convierte en un ser motivado y sonriente, chispeante, sandunguero y saleroso. Irresistible y pecador, como una deliciosa trufa bañada en licor de naranja. Entonces, en plena transformación mediática, se lanza a la carrera, conduciendo el esférico por toda el área, convirtiéndose en el rey del partido. La temperatura sube, el graderío se enardece y ella le vitorea y se deja seducir por su sonrisa llena de picardía, que es una clara invitación a que salte al campo -cosa imposible de rechazar- Desde un lateral le pasa la pelota y así, compartiendo pases y alguna mirada tórrida -de esas que funden el asfalto- cruzan el césped, ajenos a todo, totalmente cómplices en la sensual contienda. No hay prisas, el balón va de él a ella y viceversa e incluso se permiten algunas seductoras florituras. El ambiente se va caldeando, a su alrededor flota un sensual erotismo -de repente están hambrientos de deseo-  Avanzan hacia la portería de las sensaciones y ella se pierde por un instante en la contemplación de sus musculosas piernas y justo en ese momento de despiste, él lanza un pepinazo potente, inmejorable, metiendo un golazo de campeonato, justo en el centro de… ¿la red? Si, si, ¡Gooool! gritan los hinchas desgañitándose, puestos todos en pie y agitando insignias y banderolas…

Aún suspendida el filo del placer, va regresando a la vida, después de elevarse a los cielos. Él reposa sobre su cuerpo, aún palpitante, descendiendo a su vez, muy despacio, del limbo del orgasmo… ¿carnal o futbolero? El techo de la habitación es una orgia multicolor de fuegos de artificio bailando con volutas de pasión.

En el campo, la afición comienza a desfilar satisfecha. Ha marcado el gol de la victoria, por un tiempo, es su héroe y le adoran.

Entre las revueltas sábanas, enlazados los cuerpos, siente como se adormece entre sus brazos mientras el magnífico gol todavía percute en su piel en sus sentidos y por supuesto en el centro de la portería. Ha sido todo un partidazo. Sonríe y se deleita pensando en lo excitante que será, cuando él despierte, ver i celebrar juntos la repetición de la jugada.



5/28/2014

TODO LO VIVIDO


Todo lo vivido, me ha llevado a ti.
He volado alto sin saber del cielo,
he puesto en palabras mil y un sentimientos,
he aprendido de todo y aún no sé nada,
he dibujado sueños en algodón de azúcar.
y ese trayecto de lunas y soles me ha llevado a ti.
De todo lo que no sé, algo me dejó huella
y nunca apuesto por el futuro, pues es en vano,
pero lo doy todo por el efímero presente
ya que sólo él roza la arista de la posibilidad.
Cada día intento dibujar instantes especiales
en pequeños folios de complicidades.
Nada visible, excepto para el corazón.
Nada tangible, excepto para los sentidos.
Soy equilibrista en el filo de tu existencia,
sin saber donde me llevará el mañana.
Vivo el momento fugaz y sin propósito
de esta historia huérfana de tiempo,
hasta que la marea me arrastre a otra orilla
y me quede allí, rebozada en nostalgias
mirando el ir y venir de las azules olas.
Pero no quiero desteñir lo bello del encuentro
y hoy celebro mi bagaje de vida y sueños
porque todo lo vivido, me ha llevado a ti.




5/26/2014

UN TRÍO PERFECTO


Allí, en el tranquilo latifundio de su terraza, estaban los tres: el sol, su libro y ella unidos en perfecta armonía primaveral. Formaban un excelente terceto, donde cada uno tenía su rol bien definido. El sol le doraba la piel, el libro la transportaba a una Italia donde el arte se manifestaba entre misterios y ella era la relajada receptora de aquella simbiosis solar y literaria. Fue pasado un rato que llego el cuarto personaje. Lo hizo sin avisar, llenando de trinos el aire que abrazaba el cálido mediodía de Mayo. Desde un punto inconcreto, los dejó fluir, con una gracia impresionante, enlazando suaves notas con vigorosos crescendos y modulando el canto con infinidad de matices sonoros, hasta crear una especial atmósfera. Ella, dejó de leer para deleitarse con aquel improvisado concierto. Desde su posición no podía ver al protagonista y no se atrevía a moverse por no asustarlo y así romper la magia del momento, pero sí que podía dejarse seducir y lo hizo. Se dejó envolver por el estallido coral, donde un solo individuo era capaz de crear aquel paraíso sonoro. Cerró los ojos, olvidado el libro, sumergida en el placer de aquel regalo de la naturaleza.

A lo lejos, otro experto cantor respondía, como si se tratase del eco. El diálogo musical eclipsó el deleite que le proporcionaban el sol y la lectura, inundando el espacio de colores auditivos. Casi los veía flotar a ras de cielo, retozando con las pequeñas nubes. Todos los demás ruidos parecieron cesar y desde las alturas el sol parpadeó ante tal rítmica eclosión, como si los gorjeos del pequeño pájaro le cosquillearan la nariz.

Ella, transportada por un instante, a la intimidad de un amanecer de primeros de Marzo, se sumergió en los recuerdos de aquel día en que otro risueño cantor la despertó al filo de las primeras luces, mientras dormía en brazos de su amante. Un amanecer inolvidable donde los trinos de un pequeño pájaro, el deseo y el placer conjugaron un trío perfecto.


5/22/2014

ILUSIONISTA DE UTOPÍAS


Él duerme, acurrucado junto a su cuerpo
y la noche se va perdiendo tras las esquinas
jugando a esconderse por los bulevares
de la soledad anímica y el desencuentro.
Ella navega insomne izando velas de sábanas
por el inmenso océano de los sueños.
Despierta soñadora, ilusionista de utopías,
desmenuza los segundos del instante
y enredados en estrellas, los cuelga del palo mayor,
poniendo rumbo al país de Nunca Jamás.
No importa el destino sino el trayecto
y todas las sensaciones que, anudadas al alma,
plasman cada encuentro en su cuaderno de bitácora.
Sabe que nada es por siempre, ni definitivo
y al llegar a su destino echará el ancla
para hacer una colada de emociones.
Las tenderá al sol, mientras dialoga con Campanilla
y el tic tac del cocodrilo marca el tiempo del olvido.
Él, ya habrá desembarcado y feliz e inconsciente
se alejará con Peter Pan, camino de otras playas.
Amnésicos peregrinos de lo absurdo, 
volarán como polillas, tras el rastro de Wendy.


5/19/2014

DUNAS DE AGUA

Era lo que se llama una soñadora. Aunque cada día se ponía su máscara, con ficticios toques de Carpe Diem, para vivir la vida.

De niña dibujó sus sueños en una gran cometa y gustaba de hacerla volar por la playa. La sostenía muy fuerte, convencida de que ningún viento podría arrebatársela. Entonces no sabía de la fuerza con que el huracán de las rutinas agita los sueños, hasta deshacerlos en pequeñas espirales que se pierden n el vuelo de una nube, hasta desaparecer.

Ahora que las tardes se alargan y la primavera palpita en los colores del paisaje, sonríe ante esa ingenuidad infantil, que todo lo cree posible.

Una especie de nostalgia la lleva a recordar las vivencias de los últimos años y otras tardes alargándose hasta culminar en locos anocheceres y aquel verano, no tan lejano, en cómplice armonía, liberando pasiones en el lecho de las olas. Recuerda el tiempo azul del erotismo y el deseo conjugado bajo otros plenilunios mientras el carnal fluido de la brisa acariciaba las desnudas pieles.

Se sumerge en un refugio de olas lentas y ternura. Un espacio que la transporta de nuevo a la magia que se gestaba cuando ambos eran cuerpos de agua, fundiéndose en el arenal de las pasiones. Tal vez sean los pétalos de ámbar de este crepúsculo que lentamente muere, o esa música que lleva impresa su sello lo que ha traspasado la máscara, sacando a la luz sus vulnerabilidades, pero entre las dunas de agua de la noche se siente frágil y añora su cometa de ilusiones y sobre todo añora aquel tiempo azul en que vivió y fue parte de su mejor sueño.

5/15/2014

DE PASEO POR NUNCA JAMÁS


Campanilla se despertó al filo de la madrugada. Se había pasado la noche enredada al recuerdo de Peter Pan, que por cierto no le hacía ni puñetero caso. Dio unas cuantas vueltas en su cama de pétalos y hojas y decidió levantarse. Su mirada desprendía chispas, había llegado al límite. Salió a dar un largo paseo para tranquilizarse y cuando regreso por fin había tomado una seria determinación. Sacudió sus alas y estornudó por efecto del polvillo dorado que estas desprendieron y se puso manos a la obra. El objetivo era borrar el nombre de Peter Pan de su corazón. Cogió de la alacena de la cocina aquel frasquito que le había comprado a una vieja maga. En la etiqueta decía: “Pócima del olvido, elimina toda huella del corazón” Humedeció un paño en el oscuro brebaje y empezó a frotar a conciencia, pero las letras que perfilaban el nombre de su amado se resistían, parecían haberse encriptado en sus latidos. No se desanimó, sino que siguió frotando con más energía y esta vez las letras se fueron desprendiendo, no sin dificultades, ni dolor, arrancando a la vez trozos de su corazón. Constató que él no era un trazo escrito a tiza, sino parte de sí misma. Cuando las tuvo todas en el suelo las barrió y las metió en una bolsa, dispuesta a llevarlas al día siguiente al contenedor de la basura.

Pasó el resto de la jornada ocupándose en mil tareas diferentes, para no pensar en esas punzadas que percutían en su interior ente sístoles i diástoles… “Ya cicatrizarán” -se dijo- Sin embargo, al llegar la noche y deslizarse en su cama de pétalos y hojas no pudo evitar que el rocío de la soledad brotara de sus ojos. Era una incontrolable marea de lágrimas de añoranza que parecía no tener fin.
Se levantó de la cama y fue a buscar la bolsa donde había tirado las letras. Las sacó y las dispuso sobre la mesa de la cocina. Con una mirada llena de amor recompuso el nombre y una vez perfilado, los ojos de su corazón lo absorbieron hasta devolverlo a su lugar. Entonces Campanilla sonrió, él estaba de nuevo donde debía estar y se sintió mucho mejor. Volvió a su habitación, se deslizó entre los pétalos y supo que ya no estaba sola. Aun sin estar presente Peter Pan estaba de nuevo con ella y se sintió feliz. Cerró los ojos y se puso a soñar con él, como tantas otras veces. Su recuerdo la acompañaba en un paseo de ensueño bajo la luna, por los idílicos paisajes de Nunca Jamás.

Las horas desprendieron los minutos de las manecillas del reloj. La luz fue iluminando espacios de sombra, primero tímidamente, luego cada vez con más intensidad hasta que llegó el nuevo día.
Se despertó, haciendo equilibrios sobre la arista de los sueños. Todavía confusa, sin pertenecer a ninguna parte. Su cama no era de pétalos y hojas sino de mullido colchón y sábanas. No era Campanilla por supuesto, ni su él, ese que lleva grabado en el corazón, era Peter Pan. Recorrió mentalmente su recuerdo… sí, todavía seguía allí, por suerte todo había sido un sueño, no lo había borrado, ni olvidado.
Se desperezó sin sentir la punzada de la soledad, a pesar de estar sola. Una sonrisa se dibujó en su mente -la de él- y sonrió a su vez. Se reprendió, una vez más, por su falta de valentía, por su incapacidad de olvidar. Luego se reprendió por reprenderse y al segundo se extasió con su recuerdo. Enlazando una serie de despropósitos conjugados en lo más absurdo.

En un lugar del jardín Campanilla sacudía sus alas y reprimía un estornudo mientras miraba embelesada a Peter Pan que se acercaba por el sendero de grava. Él paso a su lado sin verla… sólo pensaba en Wendy.

5/13/2014

LOCURAS


Podría cometer locuras esta noche.
Hacer de las galaxias en un apasionado graffiti,
embadurnar de colorete las mejillas de la luna
y columpiarme en su nariz, hasta que salga el sol.
Podría sentarme junto a la Osa Mayor
con una copa de vino rosado y brindar
hasta terminar embriagada de deseo.
Conjurar a los astros con un hechizo de amor,
bailar un tango con Marte sobre una nube azul
y perderme por ignotos laberintos cósmicos.
Si, podría cometer mil locuras soñándote.
Soñando con el regalo de tu sonrisa,
con el destello de tu mirada y una caricia,
con un beso, un abrazo o un gesto de ternura,
pero me conformo con saber que existes
y que despiertas mariposas en mi piel.
Así que, ponte un pijama de sueños
sal al balcón y no te pierdas el espectáculo.
Voy a transformar las sombras en luciérnagas
y las olas en un vaivén de pétalos multicolores.
Voy a tatuar un Arco Iris sobre el cielo azabache
y pedir a la orquesta de las esferas celestes
que llene de cálidos ritmos tu espacio,
hasta percutir en cada uno de tus sentidos.
Sal y llénate los ojos de fantasías y magia,
desempolva tu esencia de Peter Pan
y ocupa el palco de honor, exclusivo para ti.
Silencio, se alza el telón, se encienden los focos
¿Oyes? Entre bambalinas las musas cantan.


5/12/2014

SÓLO UN WHATSAPP

Ya hacia días que la venia persiguiendo. No era nada tangible, sólo esa expectante sensación de que algo nefasto va a suceder. Su espíritu sensible lo detectaba y ello la sumía en  un estado híper emocional, próximo a las lágrimas.
De hecho, hacía demasiado tiempo que vivía en la cuerda floja. Que deambulaba por ella intentando no caerse. Vivía pendiente de un mal gesto, de un traspié, de un pequeño error y de los imprevistos que conjugan los sentimientos.
Lo suyo carecía de futuro y lo sabía. Sin embargo una fuerza superior la mantenía pegada a él, colgada de sus manos como una inconsciente marioneta.
Podía poner nombre y apellidos a esa fuerza. Era amor, pasión, deseo, todo ello amasado en una ilógica fascinación que fluía más allá de su cordura.

Aquel día se levantó con el aliento de esa nefasta sensación pegado a su nuca. El frío matutino la estremeció y el espejo le devolvió una imagen triste, con los restos del insomnio tatuados en la mirada.
Se arregló con movimientos mecánicos, sumida en la angustia de algo presentido y salió a la calle a enfrentar el día.
Fue una larga jornada  poblada de incógnitas, durante la cual intentó, en vano, refugiarse en el trabajo.
Al anochecer la casa la acogió de nuevo, sumida en su silencio de soledades.
Estaba agotada. Se quitó los zapatos y se arrebujó entre los cojines del sofá, en un vano intento de protegerse del fantasma que últimamente la acechaba.
No fue consciente del paso del tiempo. El crepúsculo se fue apagando tras las ventanas y la oscuridad cubrió la estancia, como un velo de duelo.

Un familiar sonido la devolvió a la realidad. Era un whatsapp de él. Lo abrió esperanzada y temerosa a la vez. Su contenido la golpeó en lo más profundo.
“Hola... No sé muy bien cómo decirte esto, pero la verdad es que en mi vida ha aparecido otra persona, ambos estamos ilusionados y vamos a intentar que funcione.
Tú y yo sabíamos que lo nuestro era temporal, siempre he sido sincero en lo referente a los sentimientos, pero confieso que lo he disfrutado. Espero que tú también encuentres la felicidad algún día"

Un estúpido icono era el colofón al texto que ponía fin a un sueño que se desparramó, hecho añicos, en la nada. La noche pareció volverse de melaza y en algún lugar del universo despuntó una última estrella.

Se levantó del sofá y avanzó, casi arrastrándose, hasta el baño. De repente la atacó una risa compulsiva que la agitó hasta las lágrimas. Allí, frente al espejo, estaba ella, con un aspecto fatal, pero viva. Si, viva a pesar de la contradicción de tener el corazón completamente roto.  

A pesar de él y sin él, su corazón seguía latiendo.




5/09/2014

LA HORA BRUJA

La noche borra las formas con su pincel de oscuridades. Es casi la medianoche cuando abre la verja del jardín y cierra tras ella. La terraza está sumida en la penumbra, la casa silenciosa y ella se desliza hasta uno de los sillones, fascinada por el halo de la luna y su embrujo. Se descalza y permanece allí unos minutos, dejando pasar el tiempo, sin sentir. Desde el lejano campanario suenan las doce. La hora bruja se desliza sinuosa, su misterioso abrazo le sabe a pasión, deseo, ausencia…

Se levanta y camina sobre el césped que no es césped. Todo parece envuelto en una neblina de sombras. Invisibles fantasmas que danzan sensualmente junto a ella, que la llaman y la tientan. Huellas de tigre azul en los senderos de la noche que la abocan a un precipicio de pasiones. Cuerpos que se rozan y provocan. Manos que buscan, labios que encuentran, pieles que se funden. Seducida, prisionera del deseo baila con las sombras, absorbe las sensaciones, siente, tal vez sueña…

Algo la despierta de su plácida letárgia y se da cuenta de que se ha quedado adormilada. La estremece un soplo de frío. Recoge sus zapatos y entra en la casa que la recibe sin palabras, muda en la nocturna quietud que la envuelve. Cierra la puerta tras ella y sube despacio la escalera mientras se va desnudando, dejando tras de sí un rastro de prendas rojas, que hace pensar en un vuelo de sensuales pétalos.

Cuando él llega y empuja la puerta preguntando dónde está, una voz le susurra desde el ático: Sigue las huellas.

Sube despacio y expectante, siguiendo el reguero de ropa dejada, al azar, sobre los blancos peldaños, como una lujuriosa llamada, trazada con el pincel de los colores. Al llegar arriba ella está desnuda, tumbada sobre el sofá, esperándole… De repente, la hora bruja sabe a pasión, a deseo. Es sensual, es azul, es él en el filo de su piel.


5/06/2014

EN DISTINTAS ORILLAS


Un día llegó, sin previo aviso, para posarse sobre los pétalos de su piel y luego resbalar suavemente por su cuerpo, hasta fundirse en él. A partir de entonces, ella le sueña, vibrante, sensual, sonriente, único y se deja tatuar el alma, por el azul de sus huellas. Fascinada por su alquimia, se estremece cuando él marca el código secreto que le da libre acceso a sus sentidos y se olvida del mundo y sus rutinas, cuando están juntos en la secreta casa de la noche, meciéndose al unisono en la sensual euritmia del placer.

Hay días en que él se aleja y, sentada en la arena, lo sabe navegando otras playas de su vida. Hay otros en que acerca la barca a su orilla y su cadencia se enreda en la brisa, dibuja pentagramas en el aire y compone nuevas melodías, rebozadas en caricias. Esos días, el viento se aquieta para no estorbar el reposo de las velas y la mar se vuelve plácida para cubrirlos con sus sábanas de espuma. Esos días, el tiempo se detiene en los relojes y a cualquier hora puede abrirse el destello de una aurora. Son momentos en que ella cuelga los pensamientos en el árbol del olvido y se llena la mente de él, hasta que emerge de cada neurona y, convertido en deseo, se filtra por todos los rincones de su cuerpo. Es como una energía celular y epidérmica, un abrazo que se alarga sin fin hasta los confines del universo, una vorágine de sensaciones que se agita en placenteras turbulencias, describiendo a la perfección lo sublime de la complicidad.

Le gusta estar a su lado, sumida en la hipnosis susurrante de su magia, arrebujada en el refugio de sus besos, descifrando, a cada instante, la risa que transforma su rostro, mostrándose desnuda, por dentro y por fuera, desglosando sus deseos, bailando con los latidos de su corazón, flotando en el universo de su música, tal vez loca de atar, tal vez cuerda, pero irrevocablemente apresada en los misterios de su esencia.

Y cuando el soplo húmedo del viento lo devuelve a su ruta, ella se queda levitando en el pequeño universo esmeralda de su isla flotante y, ante la inmensidad del mar, permanece sola, expectante, callada, enamorada de la vida y de su embrujo, esperando que una nueva corriente lo atraiga a su playa.

PEGADO A SU PIEL


Nunca llamaba a la puerta, sino que se deslizaba, sinuoso como un felino, hasta sentir su aliento a flor de piel. A veces se presentaba en pleno día, precedido de un gesto, una música, un recuerdo. Otras, aparecía en la hora quieta, cuando la luna baila por los tejados y la rondan los gatos enamorados. Se colaba en su habitación para acariciar su insomnio y compartir la magia de las estrellas. Bajo sus sábanas era la viva escultura del deseo. Un deseo que fluía por sus venas como un torrente de lava anudado a la pasión, la ternura y lo sublime de las emociones.

Desde el instante en que sus destinos se cruzaron, era el patrón que conducía el timón de su universo, el pincel de su arco iris y el compositor que ejecutaba magistrales melodías en el arpa de sus sentidos. Tan adictivo como un erótico cóctel conjurado bajo el signo de Afrodita, para degustarlo, sin prisas, en la tierra de los placeres.

Necesitaba saber de él y sentir su latido percutiendo junto al suyo. Por esa razón, cuando hace apenas un momento en que ha percibido su presencia, se ha dado la vuelta, ilusionada, para encontrase con su sonrisa. Por una breve fracción de tiempo la ha visto vibrar en su espacio, ha sentido su cálido cosquilleo en la piel y la seducción que de ella emana. Se ha quedado prisionera en su hechizo, en su espacio aéreo y feliz hasta que su inmovilidad le ha hecho añicos el sueño.

No, no era él quien le sonreía desde aquel rincón del salón, era su rostro alegre, congelado en la fotografía, quien parecía observarla con picardía. Sí, sólo era eso, el testimonio de un tiempo feliz, anclado en el pasado y plasmado en un papel.

Sacudió la cabeza, para ahuyentar la realidad y recuperar la utopía del sueño, sólo así podría no naufragar de pleno en el día a día de su soledad y seguir viviendo.

5/01/2014

HUELLAS DE TIGRE AZUL


Escribir “Huellas de Tigre Azul” fue un verdadero paseo por el laberinto de los sentidos. En cada verso dejé unos átomos de alma y mucha esencia de mi misma. Fue una exploración lenta y llena de sorpresas, que me llevó a fluir por tranquilos meandros, recorrer placidos valles, escalar vertiginosas montañas o aventurarme por excitantes rápidos, entre cascadas de pasiones y sueños, plenilunios de deseos y auroras de ternura. Una cata dulce y afrodisíaca, servida en la copa de las emociones y saboreada bajo la mirada de la luna.

Cada poema, cada metáfora, es un retal de vida cosido a las palabras. Una vida vivida o no vivida, pues tal vez el Tigre Azul no exista sino sólo en mi mente o sea tan real como la vida misma. Ese es el privilegio de quien escribe: dejar al aire la identidad de un protagonista, mantener el misterio, inventar, crear, dibujar con las palabras, basándose en vivencias o mirificas utopías… ¡qué más da! Él existirá mientras alguien se conmueva con su literaria esencia. Realidad o ficción lo he dibujado, con la dedicación y el cariño que se merece y así existe, entre versos, sensualidad, ironía y nostalgia. Ausente o presente, ya no importa si es o no es, sino lo que es en el poema. Ahora tendrá siempre identidad propia entre las páginas de un libro. Yo le he creado y en mi mano está también el destruirlo, pero nunca utilizaré ese poder, porque él es mi opera prima. Una escultura modelada con dedos de sensaciones. En sus perfiles azules, laten y latirán por siempre esos átomos de mis sentidos que se enredaron a cada verso, como una impúdica hiedra deshojando pasiones en su erótica escalada, hasta desnudar el alma.