12/31/2013

SENSUALIDAD FELINA

Se deshoja el año y cada pétalo se reboza en la brisa volando libre, desprendido por fin del calendario. Vestida de rojo lo va despidiendo, envuelta en la atmósfera felina y azul que repta por su piel, como la hiedra en primavera.
La noche es azul y también lo es la tinta de sus pensamientos que lo va dibujando. Él, el tigre azul, ya es imagen que se perfila con cada trazo. Se agita a su alrededor como surgido de la chistera de un prestidigitador.
Levita en la música que suena y se acerca a ella para enlazarla en un abrazo aéreo. Sonríen, con hilos de complicidad y la tinta de sus pensamientos dibuja aquella mirada que le corta la respiración, cada vez que proyecta aquel destello de picardía.
La mujer de rojo se deja llevar por la fascinación del sueño y deja de ser para ser tinta roja, trazo de memoria, apenas un esbozo en rojo que se enreda al trazo azul de su amante.
Ambos vuelan la noche, son cometas errantes conjugando la magia del deseo entre galaxias. La realidad se hace sueño, el sueño se materializa. Rojo y azul entre soles y lunas. Amantes en el cósmico universo de las pasiones.
Cae el último pétalo del año y en un punto inconcreto, una campana empieza a desgranar las doce. Marte y Venus se sonríen, mientras dos pieles, apenas perfiladas, inician un cortejo de sensualidad felina.

12/29/2013

SOLTANDO LASTRE

A las puertas de un nuevo año toca hacer balance y plantearnos una serie de propósitos, aunque luego nunca se cumplan. Por una vez me apunto al tópico y reviso el pasado año -cosa totalmente inútil, pues lo pasado, pasado está- y no tengo muy claro si de sus errores aprenderé, ya que tiendo a tropezar en la misma piedra. De todos modos me irá bien para soltar lastre y navegar más ligera.

Voy colocando en la balanza lo negativo y lo positivo, a ver hacia dónde cae y una vez todo colocado y visto el panorama, decido no guardar lo malo en el armario de los recuerdos, pues es como una fruta podrida que sólo crea más podredumbre. Lo mejor es deshacerme de todo ello y con esa intención lo meto todo en una bolsa -bastante grande, por cierto- y lo cargo hasta el contenedor de los residuos tóxicos, para que sea convenientemente eliminado, no sea caso de que rebrote y vuelva a pillar. Luego, regreso a casa y me dedico a colocar lo bueno en pequeñas carpetas, bien clasificado en los ficheros de la memoria. Junto instantes de felicidad, algunos éxitos, los últimos proyectos -todavía por resolver- ilusiones aún no perdidas e inolvidables abrazos. Lo voy colocando despacio en su lugar y me permito recrearme con aquellos momentos pasados que no volverán jamás.

Al terminar, cierro en archivo de los recuerdos y me dispongo a recibir al nuevo año. No le pongo ninguna expectativa, ya he aprendido con creces que nunca se cumplen. Voy a permitir al destino que me sorprenda, en lo bueno y en lo malo, pues sé que hay sueños que nunca van a realizarse, pero tal vez aparezcan otros, que todavía no conozco y me equilibren la balanza.


Elevo la copa por lo que ha sido, por lo que es y por lo que será.

12/28/2013

TREN DE IDA Y VUELTA

Hoy he visto amanecer y ponerse el sol desde un tren de ida y vuelta. Y mientras viajaba, de regreso a ninguna parte, he pensado que en el alma, a veces, también sale y se pone el sol.
Hay seres y situaciones que nos encienden luces, pero a menudo hay que andar a tientas, entre las sombras que surgen del silencio, entre las incógnitas, las ausencias y las nostalgias.
Hoy he fluido entre el alba y el crepúsculo, hasta que este me ha arrebatado la luz. Ahora me muevo a ciegas, con la ayuda de una linterna, pura muleta visual, sin el apoyo de un hombro, de un abrazo, de una voz que me oriente en el camino. Pongo en off mi botón anímico y dejo el on activado hasta un nuevo amanecer. 
Soy capaz de pintar en el cielo nocturno un sol saliente, de agitar unas invisibles alas para ahuyentar las nubes, de luchar, con uñas y dientes, por las personas y las cosas en que creo, de esbozar una sonrisa para borrar las lágrimas e incluso de ser pasajera de un tren de ida y vuelta, hacia ninguna parte. pero necesito alimentarme de energía positiva para resurgir de las cenizas.
Así que me sentaré en los confines de la noche, a las puertas de un nuevo año, esperando ese fluir de energía, entre pinceles y palabras creando, con ambos, espacios de sueños. Sueños azules que son el telón de fondo de mis soles. Soles que son las luces azules de mis realidades.

12/20/2013

PIEL DE CRISTAL


Hoy, que tengo la piel de cristal
me desestructuro para volverme a estructurar.
Quemaré la memoria y dejaré que la noche
desdibuje el efímero esbozo de mis locuras
y todo aquello que provoca insomnio o desvarío.
Ya no hay excusas ni salida de emergencias
pondré el marcador a cero, me calzaré las botas
saltaré al terreno de juego, a por todas,
persiguiendo el balón por toda el área.
Abandonaré antiguas técnicas ya caducadas
pondré en práctica otras nuevas, recién aprendidas. 
Despistaré al adversario hasta meter un gol.
Ganaré el partido o dejo de ser yo.
Antes, volveré a recubrirme de cemento,
porque la piel de cristal es demasiado frágil
para las contiendas cuerpo a cuerpo.
Demasiado frágil para el ataque del contrario
y sus posibles efectos secundarios.

12/19/2013

TAPIZ DE BRASAS Y ÁMBAR


El viento es pura melancolía meciéndose
bajo el templo silencioso del otoño.
Su paso esculpe un revuelo de hojas secas,
secuencias mutantes y dispersas de vida.
Me golpea el vértigo de tu recuerdo
y te haces fantasía en caótico desfile
perfilando el placer de un ensueño
de pasiones infinitas, en el vuelo de un suspiro.
La luz se hace cada vez más íntima
atenuando azules transparencias
en su vuelo incandescente hacia el crepúsculo.
 En su fluir aéreo se deshace en pequeños átomos
que se reagrupan en un mirífico espacio
donde late la fugaz hipnosis de tu imagen.
Avanzas sobre un tapiz de brasas y ámbar
despertándome un desvelo de caricias
que se enredan lascivamente en mi piel
como el ardiente abrazo de la hiedra.
De repente me apeteces, me agitas
y aún sin estar me esculpes el deseo
en la noche que se acerca de puntillas.
En la misteriosa hora bruja
te soñaré desnuda, sobre sábanas de luna.
Me abrazaré al espejismo de tu cuerpo,
convocando la magia de tus besos
y el sensual latido que percute, en mi,
cuando, juntos, cruzamos las galaxias.



12/18/2013

TRES POEMAS AL AMANTE


A veces la vida son sólo eso: sensaciones.
Las gotas de la lluvia suspendidas en la tarde.
Tú durmiendo, abrazado al cojín del sofá.
Yo atrapada en la hipnosis que es mirarte,
sumida en la embriaguez azul del instante.
No anhelo nada más, sólo saber que estás
y mecerme en el ritmo de tu respiración
que se abraza a los átomos del aire.

*****

Como el viento que se cuela por la ventana
agitando cortinas, desordenándolo todo.
Así invaden la vida los sentimientos.
Nada es igual a partir de entonces.
Ese caos que lo sacude todo es tu presencia.
Solamente me da miedo restituir el orden
regresar a lo políticamente correcto
y que la cordura me robe la belleza del sueño.

*****

Sé como dibujar paisajes
con los colores del abecedario.
Sé crear para ti oasis de placer
en el desierto de los días.
Sé que nombre ponerle
a este sentimiento azul.
Pero ¿cómo describir
la perfecta geometría,
de cada sensación
que dibujas en mi alma?
En ti nacen mis poemas
y tal vez incluso antes
de que dejaras en mi tu huella,
ya vivías en mis sueños
y en el espacio de mis versos

12/17/2013

BABY DOLL


La liviana pieza parecía llenar el escaparate con su halo de sensualidad perfilada en negro. Finísimo encaje, tul y transparencias, todo ello reducido a la mínima expresión, creaban un conjunto de lencería capaz de elevar el más decaído ánimo masculino.

Se detuvo a contemplarlo atraída y a la vez sorprendida por su elevado precio, inversamente proporcional a su tamaño. Calculó mentalmente sus posibilidades adquisitivas y decidió que podía darse el gusto. Así que, un poco azorada, como una niña pillada en falta, entró en la tienda.

La recibió una dependienta escuálida y con maquillaje gótico que se deshizo en halagos, refiriéndole lo deseable y atractiva que estaría con el susodicho conjunto y ante tanta verborrea ella se sintió como una especie de Venus, recién caída del Olimpo a la que mil dioses hacían la ola.
Mientras se probaba la escueta lencería, una vocecita interior le recriminaba ese despilfarro que estaba a punto de cometer. Ya ni recordaba cuando fue la última vez que se compró un conjunto sexi y bonito y aquel, hay que reconocerlo, era una llamada a la lujuria total. Un desafío felino ante tanta braguita práctica y cómodo sujetador.

Así que cogió a la voz interior de la cordura por una oreja y la encerró a cal y canto donde no pudiese oírla. Entonces la otra voz, la ilógica, loca y pecadora se dejó oír como una autentica soprano, dando el do de pecho e incitándola a la compra.

La dependienta colocó el maravilloso conjunto en una bonita caja roja, atada con un lazo dorado y lo metió en una bolsa, también roja, de la cual colgaba una etiqueta que decía: “Por siempre sexi” Un gran embalaje para algo tan minúsculo.

Salió del establecimiento con el espíritu erótico muchos grados por encima de la medida habitual. Él ya estaba en casa cuando llegó. No le comentó nada durante la cena, que por otra parte se paso zapeando canales y gruñendo alguna que otra respuesta a sus preguntas.
Esperó impaciente que viese aquella serie con risas de fondo y a la que ella nunca le pillaba la gracia. Esperó que siguiese zapeando un buen rato más y en un momento dado se escapó al baño para perfumarse toda y ponerse el sensual conjunto.

Así, vestida, o mejor dicho: desvestida se asomó a la puerta del salón. La tele seguía encendida. Se acercó, por detrás, haciendo equilibrios sobre aquellos finísimos tacones de aguja, que nunca se ponía. La causa bien se merecía un sacrificio, los tacones altos estilizan las piernas, elevan las nalgas y ponen a los hombres. Por lo menos eso había oído decir.

Dio la vuelta al sofá, haciendo una sugerente pirueta, imitación odalisca, que le valió un traspié, aunque sin consecuencias, y justo cuando iba a pronunciar con voz melosa y susurrante la palabra: ¡Cariño! un sonoro ronquido emergió del fondo del sofá.

Esa especie de rugido somnoliento, casi abismal, fue como un jarro de agua fría apagando todas las hogueras. El termómetro erótico realizó un descenso en picado y la realidad regresó a su vida.

Sabia de muy buena tinta que ni el ataque de un bombardero lograría sacarlo de su sueño. Así que se descalzó, tiro a un rincón los altos zapatos y fue a buscar una manta para taparlo -el típico sentido maternal de las mujeres- Luego se quitó el liviano conjunto, lo dobló con cuidado y lo guardó en el fondo de un cajón, antes de meterse en la cama, sola, como tantas otras veces.


La voz de la cordura, que tras varios intentos había logrado salir de su encierro, se puso a gritar a pleno pulmón: ¡Debías de haberme escuchado!

"MUERE LENTAMENTE QUIEN EVITA UNA PASIÓN"


A aquella hora de la tarde, la cafetería estaba prácticamente vacía. Ella hacía un paréntesis entre dos citas de trabajo y estaba sentada en una de las mesas del fondo con un capuccino y su tablet, respondiendo correos. La mañana no había sido para tirar cohetes, el tema que la había llevado hasta su ciudad de origen no era agradable y le había dejado una sensación de malestar del que no podía despegarse.

No le vio entrar, pero sintió su presencia. Algo, una especie de vibración en el ambiente la hizo levantar la vista del correo que estaba redactando. Sus miradas se cruzaron. Él estaba sentado en uno de los altos taburetes que se alineaban frente a la barra. No lo habría definido como guapo, pero si como sumamente atractivo. La miraba sin ningún tipo de disimulo, con un aire descarado y risueño. Supo enseguida que era un hombre seguro de sí mismo, posiblemente un seductor nato. Apartó la vista, un poco nerviosa, e intentó seguir con el correo, pero él era difícil de ignorar y estaba claro que no pretendía pasar desapercibido.
No pasaron ni cinco minutos, cuando el camarero se le acercó con una nota.
_ De parte del señor que está sentado a la barra -le dijo- Ella miró sorprendida al desconocido, que seguía observándola con aquel punto de picardía, desdobló el papel y leyó:

“Muere lentamente quien evita una pasión
y su remolino de emociones.
Aquellas que rescatan el brillo en los ojos
y los corazones decaídos”

Los versos de Neruda flotaron entre ambos prendidos en un intercambio de hipnóticas miradas. El instante se volvió tan denso y tórrido como un fuego crepuscular. Un escalofrío de excitación y placer le recorrió la piel. Aquel juego de seducción, sugerente e inesperado era sutil y a la vez adictivo. La estaba despojando de su mal humor anterior, la estaba rodeando de un halo de sensualidad felina y le estaba despertando un morboso cosquilleo de curiosidad.

Era obvio que él no era un tipo convencional y esto se hizo patente cuando lo vio acercarse esgrimiendo una bandeja con dos copas de cava rosado y un trozo de tarta de arándanos.

_ Es mi preferida e intuyo que la tuya ¿La compartimos?

Se sentó frente a ella, antes de que pudiese pronunciar palabra y colocó el plato en medio de la pequeña mesa. Bajo esta sintió el roce de sus largas piernas. Las miradas y ese leve, pero incitante roce presidieron el lento saborear de la tarta. La atmósfera se llenó de erótica electricidad. Cada pequeño bocado era mucho más que la simple degustación de un postre, era una provocación, una especie de cata anticipada de un posterior banquete, menos dulce, más carnal.

La alarma de su móvil sonó, anunciándole la cita de trabajo. Ella lo miró y marcó un número. 

_Sí ¿Lidia? Lo siento pero me ha surgido un imprevisto, si te parece quedamos otro día. De acuerdo, nos llamamos.

Luego desconectó el móvil antes de guardarlo en el bolso.

No se marcharon inmediatamente, todavía siguieron sentados a la mesa bebiéndose el cava a pequeños sorbos, mientras cuerpos y pieles se susurraban mensajes de deseo.

Me dijeron que más tarde los vieron caminar, calle abajo, anudadas las cinturas, cómplices las sonrisas, camino de un festín de sensaciones.
  

12/15/2013

UN ESPÍRITU SINGULAR


La conocí, hace muchos años, tantos que se pierden entre los recuerdos de mi infancia. Desde el día en que fui consciente de su presencia, nunca ha dejado de sorprenderme. Su filosofía de vida es el producto de una particular esencia, de muchas vivencias y de ir aprendiendo a gestionar su singular espíritu, desbordante y sensible dentro de un mundo mucho más práctico. Es un crack en eso de la supervivencia anímica y una artista dibujando máscaras de sonrisas, para no ser víctima de la conmiseración ajena. Es valiente, porque no teme desnudar su alma y defender sus ideas. Nunca deja de lado sus sueños y sus pasiones, ni hace oídos sordos a la voz de sus sentidos, pues en todo ello reside la sal y pimienta de la existencia.

Se sabe una nómada del tiempo. De un tiempo que no posee y tan sólo es un préstamo del sarcástico destino. Anda por él como una gata cautelosa, sabiendo que en cualquier momento la tierra puede abrirse bajo sus pies, haciéndola caer al vacío. Vuela, como una inconsciente mariposa, tras la luz de una mirada, que no brilla por ella. Crea espacios y los llena de pompas de jabón que se le desintegran al rozarlas. Esculpe pequeñas utopías con cimientos de barro. Persigue instantes como tesoros, con tenacidad quijotesca. Lleva las rodillas llenas de rozaduras y sin embargo nunca se rinde. Algunos espectadores del teatro de su vida, le hacen la ola por su lucha contra molinos de viento. Algún que otro ha iniciado una recolecta para comprarle una armadura. Aunque, con honor a la verdad, a pocos les importa la vida y el sentir ajenos.

A veces, en momentos de convencional lucidez -que los tiene- se ríe de sí misma utilizando la ironía como antídoto contra el desencanto.

Se acerca un nuevo año, que recibirá sola. Una soledad que es el símbolo de su futuro horizonte. Un horizonte anunciado.

¿Cuándo sonarán las doce campanadas pedirá un antídoto realmente eficaz contra el virus de los sentimientos? Yo, que la conozco muy bien, apuesto que no. Sé de muy buena tinta, que ella prefiere una vida breve pero intensa atacada por ese virus, por muchos efectos secundarios que conlleve la afección, a vivir eternamente, con el corazón muerto de emociones.



12/14/2013

CON CHANDAL Y A LO LOCO


Quien me iba a decir esta mañana que, a lo largo de mi paseo matutino, rozando casi la orilla, me iba a encontrar aquel objeto semi enterrado. Lucia, entre la arena dorada, con brillantes destellos, bajo los primeros rayos del sol que parecían enviarme guiños desde su pulida superficie. Me he agachado a desenterrarlo, movida por la curiosidad, y ante mi atónita mirada se ha manifestado una lámpara. Si, como esa de las historias de Aladino que pueblan los cuentos infantiles.

He pensado que la habría perdido algún vendedor ambulante, porque un objeto como ese no es habitual por estas tierras.
Era bonita y la he frotado con la mano para liberarla de los restos de arena. Al hacerlo me ha parecido notar una especie de vibración en su interior, algo tan imperceptible que he creído que era producto de mi imaginación. Pero entonces me ha envuelto una especie de neblina azul que difuminaba la luz del sol y situaba el paisaje que me rodeaba en otra dimensión. Me ha recorrido un escalofrío y he dejado caer la lámpara, como si estuviese maldita.

_ ¡Un poco de cuidado, esas no son maneras de tratar mi humilde morada!

El comentario venia de alguien situado a mi espalda y al girarme me he encontrado, cara a cara, con un hombre alto, muy atractivo, de mirada azul y risueña que vestía un chándal, también de color azul y calzaba unas zapatillas de un estrepitoso color naranja.
He pensado que era un paseante matutino que andaba a la zaga de alguna panoli para tomarle el pelo.

_Muy gracioso -he respondido en plan irónico- no sabía que los genios eran tan deportivos. La imagen que tengo de ellos es de unos orondos personajes azules que parecen levitar.

_ Bueno, todo evoluciona, los tiempos cambian y hay que renovar la imagen. Yo personalmente, no me veo con babuchas.

_ Debo confesar que has ganado mucho con la renovación.

_ Gracias eres muy amable

_ Ahora toca aquello de los tres deseos ¿verdad? -he puntualizado con sorna-

_ Me acabas de quitar las palabras de la boca. Es tu día de suerte, medita y pide, tienes diez minutos y la cuenta atrás empieza ¡ya!

Aquello se estaba poniendo interesante. Si más no, mi interlocutor o falso genio era un actor de primera, dotado de una gran imaginación. Así que me he dejado llevar por esa azul atmósfera que seguía rodeándonos y mi máquina de fabricar deseos se ha puesto en funcionamiento a toda velocidad. En unos segundos se me ha liado un caos mental que no veas. ¿Qué pedir? Ser más alta, más guapa, más joven, con más curvas, ser rica, tener poder, alcanzar el éxito, ser una celebridad. El cóctel de deseos se agitaba en la coctelera de mis pensamientos hasta que se han sedimentado y ha imperado la razón. ¿Qué ganaría con todo ello? Pues muy problablemente asegurarme la rendida admiración del hombre de mis sueños y también la de los no soñados y la envidia de las mujeres. Mirado así, en frío, no diré que no resultase atractivo, pero ¿realmente deseaba ser apreciada por todas esas frivolidades, o prefería ser querida por mi misma? Mi espíritu quijotesco se ha impuesto y lo he tenido claro. Mis tres deseos estaban ahí, agitando sus pompones, y esperando a ser formulados. Eran mucho más utópicos que todos los anteriormente expuestos y por supuesto a años luz de ser alcanzados.

_ ¿Debo decirlos en voz alta? -he preguntado-

_ No, has de susurrármelos al oído.

Me he acercado al supuesto genio -que en las distancias tan cortas era aún más tentador- y le he confesado mis tres deseos. Al terminar me ha mirado sorprendido y ha estallado en sonoras carcajadas.

_ Si llego a saber que te ibas a cachondear de mi, mantengo la boca cerrada

_ Perdona no he podido contenerme, Desde luego eres una tía original.

_ Soñar es gratis

_ Soñar es de humanos, los sueños son vuestra debilidad, por eso prefiero ser genio. Ahora debo dejarte, hoy tengo una agenda muy apretada. 

Vaya, he pensado, hasta los genios van de culo en estos tiempos.

El vuelo rasante de una gaviota me ha distraído por unos momentos. Ha aterrizado muy cerca de mí y se ha quedado observándome.

_ ¿Piensan las gaviotas?

He hecho la pregunta sin dejar de mirarla, pero al volver la cabeza, del genio no quedaba la menor señal, nada, ni siquiera sus huellas en la arena. La atmósfera azul se había disuelto y a mí alrededor el sol volvía a lucir de nuevo.

Me he sentado un rato en la orilla, mirando el mar y meditando sobre el extraño personaje, sin saber muy bien cómo definir la situación vivida. 
Envuelta en estas cavilaciones, algo ha llamado mi atención, aunque supongo que habrá sido un espejismo creado por el juego de luces, pero allí a lo lejos, sobre las olas, me ha parecido ver levitar una silueta azul que se alejaba.



12/13/2013

SER DIFERENTE


Aquella penumbra quieta y silenciosa siempre le despertaba la memoria y los recuerdos. A algunos les podría parecer deprimente y nostálgica, pero para él era su refugio. El espacio donde, en sus sueños, ganaba la batalla a las diferencias. Su vida era un continuo discurrir entre dos mundos, sin poder integrarse en ninguno. La naturaleza le había dejado a medio camino, como si al divino escultor, de repente, se le hubiera terminado el barro, teniendo que dar por finalizada su obra en ese punto. Maldijo el error genético que le hizo quedar atrapado en esa tierra de nadie… un enano, así le definían a sus espaldas. De hecho eso es lo que era y lo que le hacía diferente.

Durante sus cuarenta años de vida, la soledad había sido su compañera. En la infancia y adolescencia echaba de menos ser aceptado y procuraba ser invisible para ahorrarse algunas burlas. Y ahora, en su madurez, deseaba desesperadamente ser amado y compartir todo aquel torrente de sensibilidades y sueños que llevaba dentro, pero seguía oculto en una voluntaria invisibilidad, cuyo espacio era el aislamiento.

Las sombras de la noche ya lo envolvían todo. Las horas caían lentas y él seguía allí, sin moverse, esperando. Ni tan sólo encendió la luz. Parecía que gozaba de esa oscuridad qué lo borraba despacio y lo convertía en una esencia sin cuerpo.

El reloj de cuco del comedor empezó a sonar. Contó cada toque conteniendo el aliento: las once ¡Por fin! Una chispa de ilusión iluminó su mirada. Cogió el portátil que tenía sobre la mesa y lo conectó. Estaba ansioso por comunicarse con ella. Los invisibles hilos de Internet empezaron a moverse anudándose en la distancia. Creando un espacio donde el anonimato le permitía ser él mismo, sin miedos ni tabúes de por medio. La había encontrado una noche, chateando y desde entonces, sus cibernéticas citas se habían sucedido cada vez con más frecuencia.

Él hacía de las horas un poema para ella, fascinándola con los colores de su alma. Sólo había un problema, una deliberada omisión: nunca le había hablado de su diferencia. Y a la definición de su físico había añadido los centímetros suficientes para integrarse en el mundo de los considerados “normales”.

Una chispa de cordura repiqueteó en su cerebro, recordándole que estaba viviendo una ficción sin futuro. Más ¿Qué importaba? Quería gozar del instante de saberse aceptado. ¿Tal vez amado? Sacudió la cabeza para desvanecer todo resto de prudencia y empezó a teclear.

- Hola Ester. Me alegro de encontrarte. Acabas de iluminarme la noche.



12/10/2013

HABITANTES DE LA NOCHE


Cuando la seda de la noche envuelve las horas y la sientes sobre la piel, como una sutil caricia, sabes que se acerca el despertar del mundo onírico. Un mundo donde podrás establecer un diálogo de ensueño con sus habitantes. El misterioso reino de Morfeo es el alambique donde se genera la alquimia de lo inverosímil, el espacio surrealista donde se transforman las realidades. Allí, sobre una invisible tela, se dibuja un espejismo de vidas que el alba vuelve inciertas. Es una sensación de habitar en otro tiempo paralelo, una visita guiada por inconcretos paisajes, de la mano de los azules fantasmas que pueblan el universo nocturno. El recorrido puede estar lleno de sorpresas, hasta el punto de que quizás te encuentres a ti mismo en otras versiones. Un yo distinto que te habita, que desconoces y surge de lo más recóndito de tu esencia. Si en ese descubrimiento se impone la ilusión sin medida, puede convertirse en un placido divertimento, un festín de mil sabores donde alimentar el hambre insaciable de anhelos no cumplidos. Pero en ese remoto reino, hecho de sombras, claro de luna y planetas errantes, también se esconden las dudas, los miedos y todo lo inconfesable.

La obscuridad nos desnuda, nos hace vulnerables e insomnes nómadas de sus desiertos. La hora quieta, con sus silencios rozándonos la piel, crea una simbiosis con el estadio nocturno de abandono y es inevitable que en algún momento nos crucemos con los seres más sombríos. Allí, agazapado en cualquier rincón puede esconderse un yo que nos asusta, que queremos ignorar, que nos acecha y cruza la noche reptando en silencio  para acercarse a nosotros por la espalda. Es como un animal salvaje, un depredador que nos hiela la sangre cuando sentimos su aliento en la nuca. En ese instante el miedo nos envuelve en la más horrible pesadilla y sentimos nuestra falsa inmovilidad como un hecho real. Entonces, queriendo huir, arañamos los confines del sueño, gritamos sin voz, lloramos sin lágrimas y buscamos en la luz un refugio, un lugar seguro para escondernos de lo que tememos y que en el fondo no es más que una parte enterrada de nosotros mismos.
Tanto en ese mundo de sueños como en el que vivimos todo tiene su cara y su cruz, su luz y sus sombras y ¿como no? su eterna fascinación.


Son inciertas las horas nocturnas, un difumino por donde vagan adormiladas presencias. Un tiempo lento como el ritmo de un adagio que transcurre en la pulsación que va del ser al sueño, el compás de espera necesario para que vuelva a engendrarse el milagro de la aurora, dejando patente la realidad de la existencia.

12/09/2013

SER ERRANTE

Cuando, sin previo aviso, apareces en mi mente paseándote a tus anchas por los sentidos, constato que desde alturas estelares, desde tu complejidad urbana, desde donde respiras, habitas en mi piel y en mis sueños. A veces ausente, incorpóreo, centro huidizo de todo y de nada, pero nunca indiferente. Incluso entre el silencio eres  un eco lejano, un suspiro que regresa, me enlaza, me incita y cosquillea.

Con pigmentos de palabras dibujo instantes especiales y el pincel de mis poemas te perfila como una ráfaga de luz evocando pasiones. En la acuarela de la vida tu trazo es un destello que se acerca a mí entre lunas y soles, mares y estrellas, asfalto e islas de ensueño. Cuando estoy contigo me envuelve una atmósfera azul, hecha de sensaciones y ritmos, de cómplices sonrisas, de palabras enlazadas alrededor de una copa de vino y del apetito de los cuerpos conjugando el deseo al filo de la medianoche.

Abrazado o perdido. Tal vez hallado. Enciendes en mi memoria el cárdeno reflejo de escenas paganas, de bacantes y faunos celebrando el placer en un espacio sin veda ni tiempo. Por lejos que estés tu viento agita la veleta de mis sentidos y hasta cuando crees que te olvido, diluida en nubes de silencios, estoy continuamente escribiéndote en el papiro de mis emociones. Si, ahí en el espacio donde nacen mis locos versos y mis lunáticos cuentos.

No sé en qué momento tendrá fin esta extraña fusión que nos lleva y nos trae por el parque temático de la existencia. De hecho no quiero saberlo, sólo sé que me has hechizado, hasta el punto de pensar que en otra vida compartimos la asombrosa pasión de una noche perfecta y eso me convirtió en un ser errante que hace mucho se desglosó de un átomo de tu esencia y he viajado por mis vidas eternamente buscándote.





12/08/2013

MI GUITARRA Y VOS (basado en la canción de Jorge Drexler)

De adolescente había tocado la guitarra y cantado con los amigos a la sombra del limonero que presidia el jardín de mi casa. Soñaba, soñaba con la felicidad, con el amor y el futuro, como sueñan todos los mortales.  Nunca deseé lujos ni dinero y creía firmemente en la gente. Nada sabía y mucho esperaba.

Ahora ya hace cinco décadas que paseo por la vida. Cinco décadas cargadas de segundos y minutos, cargadas de alegrías y desengaños. Arrimada al perfil de mis utopías, observando el fluir cotidiano de las cosas sencillas, cada vez más incrédula y sin embargo esperando.

Puedo sustituir el limonero por una parra y los amigos por un invisible compañero, ausente, presente, lejano, próximo, mirifico, real -eso no importa- He tenido, he perdido y poco busco o tal vez mucho. He aprendido a no atar, a no desear cambiar a nadie y a dar sin esperar nada a cambio, pues cortar las alas a los que amas es castrarlos en beneficio de un particular egoísmo. El mundo es un gran bazar de ofertas irresistibles. Un gran espacio donde puedes comprar de todo, excepto una cosa: amor.

Yo aún espero, con mi infinita paciencia y la cuerda certeza de que puede resultar una eterna espera. Contemplo, sin telescopio, como se apaga la última estrella y miro una fotografía que no está sobre la pared sino atrapada en la tecnología. Veo como las ruedas de los coches labran las autopistas y los arados y el molino se pierden en el olvido. Atesoro quien reinventa y escribe palabras y las tecleo junto con las mías. Me asusta que la máquina llegue a vencer al hombre. Que este, en su soberbia, mate sus horizontes, las montañas, los valles y ahogue el agua de ríos y mares.

Aunque tal vez entonces, todo recomenzaría y tendríamos tiempo para tocar la guitarra bajo la parra y decirle a alguien que su presencia nos basta.


Cinco décadas de vida y espero. A veces aún creo en algo o en alguien -llamadme ilusa- Voy haciendo ruta, esperando que un día un ser especial rasgue su guitarra y enredada en el aire, su voz me susurre: ¡Hay tantas cosas! pero yo sólo preciso dos: mi guitarra y vos.

12/05/2013

¡UN TIGRE EN MI COCINA!


Hoy me he despertado sumida en una especie de letárgica pereza. Fuera, cantaba un ruiseñor y la dulce cadencia de ese canto melodioso traspasaba la somnolencia de mi mente. Como una sonámbula, me he arrastrado fuera de la cama, he cogido una bata al vuelo y me la he puesto mientras bajaba las escaleras con la intención de tomarme un café. Al entrar en la cocina me he quedado parada en el umbral de la puerta, sin dar crédito a lo que veían mis ojos ¡Allí había un desconocido lavando una manzana!

Al oírme se ha girado y me ha lanzado un: ¡Buenos días, perezosa! Luego se ha sentado tranquilamente y ha empezado a mordisquear la fruta. Se le veía cómodo, como si estuviese en su casa y su indumentaria era de lo más curiosa: un albornoz con un simpático estampado de tigre, en color azul. A pesar de estar aún medio dormida, no me ha pasado por alto que era lo que yo llamo en catalán: un tros d’home y cuando se ha sentado y el albornoz -que le venía pequeño- se ha abierto, dejando a la vista una buena parte de su anatomía, mi mente se ha despejado del todo. Una especie de hormigueo se ha desatado por el filo de mi piel y mis manos se han vuelto torpes intentando, sin éxito, anudar correctamente el cinturón de la bata. Estaba allí plantada, como si hubiese echado raíces y sin poder moverme, cuando él me ha preguntado, al tiempo que atacaba una tajada de melón: ¿No desayunas? yo estoy muerto de hambre.

Haciendo un esfuerzo para salir de mi aturdimiento he iniciado una especie de maratón de un lado a otro de la cocina, llenando la cafetera, sacando la leche de la nevera y preparando unas tostadas.

El hombre tigre iba por la segunda tajada de melón y me observaba con una sonrisa pícara bailándole en la mirada. ¡Dios! las piernas me temblaban y no podía articular palabra. Aquel desconocido semidesnudo me tenía fascinada, pero lo peor es que no tenía conciencia de dónde puñetas había salido. ¿Estaría volviéndome loca?

_ Pon un par de tostadas para mí también -me dijo- necesitamos reponer fuerzas después de la noche pasada… y va, y me guiña un ojo.

En ese momento mis neuronas se han puesto en alerta, procesando lo que implicaban esas palabras y generando un aluvión de preguntas.

¿Noche? ¿Juntos? ¿Eso significa que nos hemos liado?

Pensar que me había acostado con aquel Tigre Azul y no lo recordaba me ha hecho sentir estúpida. Yo no bebo, así que no podía haber sucedido en un lapsus de pleno estado etílico. ¿O sí? Estaba hecha un lío y con el estomago lleno de mariposas. La culpa la tenían aquellos ojos que no paraban de mirarme como si me desnudasen.

Necesitaba saber, así que me decidí a preguntarle cómo había llegado a mi casa, aún a raíz de parecerle una iluminada, pero antes de que pudiese abrir la boca, el Tigre se ha levantado, se ha acercado a mí, me ha rodeado con sus brazos y.....

Justo en ese momento, ha sonado el despertador.


12/04/2013

¡SI SHAKESPEARE LEVANTASE LA CABEZA!


Se levanta el telón. La escena se sitúa en Verona, una noche de sábado cualquiera. Es una Julieta enamorada quien se encuentra en el jardín de Romeo, para convocarlo a una cita romántica bajo las estrellas. La dulce Julieta, va vestida de azul y su larga cabellera le cae sobre los hombros como un velo de fuego. Con su andar etéreo, como una grácil mariposa agitando las alas, se acerca al balcón de su amado, feliz e ilusionada.

Su voz, suave y melodiosa, se eleva por entre las sombras, enredándose por la balaustrada de piedra, como una perfumada hiedra.

_Oh Romeo, sal al balcón y enlacemos las miradas en un vuelo aéreo de promesas. Deja que tu sonrisa me bañe, como lluvia de primavera y que el susurro de tu voz agite y estremezca cada uno de mis sentidos. Mi Romeo, convierte con tus besos la noche, en un oasis de amor y sensaciones. Déjame solazar con la visión de tu adorada imagen. Sabes que con un sólo gesto tuyo mi universo se llena de luz y colores. Romeo, mi querido Romeo, sal, ámame bajo esta luna de azafrán que sonríe en el firmamento. Estoy aquí, en tu jardín esperándote, sal y contemplaremos juntos las estrellas y la noche azul y misteriosa. Quédate conmigo hasta el alba dibujando caricias en mi piel con el pincel de tus dedos...

A tan espontánea y emotiva disertación, le siguen unos minutos de sepulcral silencio, rotos tan sólo por un suspiro de la dulce Julieta. Luego, de repente, por la entreabierta puerta del balcón sale un Romeo de aspecto desaliñado, sin peinar, con barba de varios días y michelines a flor de piel. Lleva una birra en la mano y da la sensación de que es la siguiente de otras muchas. Grita, y su voz es una especie de alarido que proclama: ¡GOL, GOL, GOOOOL, JODER, MENUDO GOLAZO!

12/03/2013

AZUL, BLAU, BLUE, BLEU, AZZURRO

Hoy me he levantado desmotivada y gris -una también tiene sus días- Tenía dos opciones: o bien seguir sin colores o ponerle azul a la jornada.  Así que, tras un esfuerzo anímico, he optado por lo segundo ¡total para dos días que vivimos no hay que amargarse!
Lo que tenía bien claro es que si esperaba que alguien viniese a azularme el día lo tenía muy crudo. Era como pedir peras al olmo, que los tigres volasen y en los mares floreciesen amapolas. Era como esperar una sorpresa azul, un susurro en la distancia, un golpecito amigable en la espalda o una locura azul. No, no estoy loca, ni tengo una fijación con los Pitufos, simplemente es la metáfora de mi color sensorial, el nirvana hecho matiz... una que tiene sus peculiaridades.

De entrada, y una vez sentada en el tren camino de Barcelona, un músico me ha regalado una melodía azul. Ya sé que para muchos la música no tiene colores, pero para mí sí y eso me lo he tomado como una señal y mientras Lady in Red sonaba, con mayor o menor fortuna, yo me he sumergido en el instante perfecto.

Nada más bajar en Plaza de Cataluña un risueño Papa Noel me ha dado un abrazo azul, sin previo aviso. Como la protagonista de un cuento de Navidad y bajo el tímido sol de diciembre, allí estaba yo, abrazada a un chico joven, con relleno y blanca barba de por medio, mientras los dos nos partíamos de la risa… ¡a saber por qué! Hemos terminado nuestro pícaro interludio con un sonoro beso, con sabor a pelillos sintéticos, un guiño cómplice y un caramelo de fresa ¿Magia navideña? No, ya no creo en ella, más bien un cruce entre chiflados con ganas de dibujar sonrisas.

He seguido deambulando entre citas de trabajo y conversaciones neutras, hasta que ha aparecido aquel hombre. Me ha abordado en plena Plaza Universidad para hacerme una encuesta sobre aromas de suavizantes. El tema me ha parecido tan surrealista como el que tras él, una jovencita fuese provista de un carrito con diferentes botellas sin etiquetar, que se supone yo debía de oler. Me lo he quedado mirando, con la risa a punto de estallar y en un momento ambos nos carcajeábamos a mandíbula batiente, ante la atónita mirada de la jovencita y de los transeúntes. El hombre, atractivo, de poco más de 50 años y bien plantado me ha contado que después de quedarse en el paro, tras 25 años de jefe comercial de una empresa, está como quien dice: con el agua al cuello y en esas circunstancias cualquier trabajo, por ridículo que sea, es bienvenido. No me preguntéis cómo, pero hemos terminado enredados en una conversación sobre filosofía -de la cual se me ha confesado un enamorado- mientras la jovencita bostezaba ostensiblemente recostada en el carrito de los suavizantes. Al final no los he olido, aunque sí que le he dicho que soy de aromas florales, pero su instante azul ha sido glorioso en mi mañana. Desde estas lineas le saludo.

Un menú en “Els 4 Gats” rápido y con connotaciones de nostálgico azul ha marcado un paréntesis en la jornada. Más tarde, el café con un cliente ha perfilado futuros y exitosos proyectos laborales, por supuesto azules. Y para terminar, ya de retiro, alguien que conozco me ha sorprendido con un “De repente me acordé de ti ¿Qué tal tu vida?” Tal vez os parezca una tontería, pero ha sido un cosquilleante whatsapp azul de una persona que, sin ser gran amigo -o eso creía- se ha interesado por saber si había vida al otro lado de mi móvil. Desde aquí le mando un beso.

El regreso en tren ha sido de aquellos al estilo sardinas en lata, pero mi jornada ya estaba teñida de azul y nada, ni el enlatado, ni la cháchara de la mujer de al lado, bien pegadita a mí y hablando, o mejor gritando a pleno pulmón, vía móvil, con su amiga Trini -que deduzco sorda- poniendo verde a “La Paqui” me la iba a desteñir…. A pesar de sus más de 30 minutos de duración.


Ahora, ya en casa, sigo sin cambiar de gama cromática, por lo menos por fuera pues llevo mi albornoz de estampado de tigre, de un bonito y sugerente azul. Creo que por hoy ya he llenado el cupo de ese color, aunque quien sabe si de aquí a la noche, hasta que apague las luces y me arrebuje bajo las sábanas algún fauno travieso, me regala una fugaz y sorprendente pincelada de intenso y pasional azul, de esas que agitan todos los sentidos. ¿Peras al olmo… y por qué no?

12/02/2013

MONÓLOGO CON UNA GAVIOTA

Ha sido esta mañana cuando la he conocido. Aterricé, en vuelo rasante, muy cerca de ella, aunque manteniendo una distancia prudencial para salir por alas si la cosa se complicaba, pues con los humanos nunca se sabe.
Era muy temprano y pocos los que pululaban por la playa a aquellas horas próximas al alba. Ella estaba sentada muy cerca de la orilla, iba vestida de verde y el incipiente sol tejía sobre sus cabellos un aura de destellos de fuego. Parecía triste, perdida, o tal vez sólo estuviese meditando. Al notar mi presencia se volvió hacia mí, con una chispa de sorpresa en la mirada y me saludó. Sí, me saludó con estas palabras:
_Hola gaviota ¿Eres una solitaria, te has perdido o te han o abandonado tus compañeras? De hecho de a igual ¿verdad? todo nos lleva al mismo lugar.
Al ver que se mostraba amigable di unos pasos más en su dirección, sentándome a escaso medio metro de dónde ella estaba. Entonces, la mujer sin nombre, se tumbó mirando al cielo y empezó a hablar. No sé si con ella misma, conmigo, o con las nubes volanderas que salpicaban la mañana de principios de Junio. Yo me quedé allí, escuchándola, aprendiendo de sus desconciertos, de sus sentimientos y de sus vivencias.
No sé muy bien, si mi humilde esencia de pájaro será capaz de transcribir lo que ella me ha dicho, pero lo intentaré.

_ ¿Sabes gaviota? Creía que ya pocas cosas podían sorprenderme. He sido una gran observadora de vida, absorbiendo como una esponja emociones propias y ajenas con la intensidad que me aporta mi lado sensible y creativo. Pensaba que ya podía hacer una tesis con lo aprendido y de repente me he dado cuenta de que no sé nada y de que en el terreno emocional  siempre somos unos novatos, pues no hay reglas, ni lógica, ni expectativas en su ilógica estructura.
Hasta hace muy poco he andado por la vida sin darme cuenta de que estaba incompleta. De hecho creo que todos estamos incompletos, ya nacemos así, aunque eso no  signifique que no podamos avanzar, vivir y seguir una ruta normal. A veces, la mayoría ni somos conscientes de que nos falta algo, las rutinas, las prisas y el tiempo del no vivir se cuidan de ello, otras algo o alguien nos sacude, nos despierta del letargo y nos maravilla y entonces se hace la luz.
Eso me ha ocurrido a mí que a pesar de todo lo absorbido, me he dado cuenta de que hay más, mucho más… algo incomparable, inexplicable y sublime. Algo que no siempre pasa y que si no pasa tampoco nos perjudica, pero que cuando aparece, es como un terremoto que todo lo agita y lo transforma. Algo tras lo cual ya nunca seremos los mismos.
Así que un día amanecí enamorada de lo imperfecto de un rostro, de un cuerpo, de una esencia, de un silencio y descubrí que se puede querer lo perfecto de las imperfecciones sin límite, ni deseos de cambiarlo. Durante un tiempo me lo cuestioné, basándome en la lógica de lo imposible, de lo absurdo, hasta que un día, aquí, junto al mar, lo vi todo muy claro: Él me complementaba, era esa parte de mí que me faltaba. Cuando estábamos juntos yo estaba completa, era enteramente yo misma, mejorada y llena de energía positiva. Luego, al separarnos, esa parte se ausentaba de nuevo, pues realmente no me pertenece del todo. Él la tiene en depósito, una fuerza superior de la naturaleza lo decidió así. Esa parte de mi, de quita y pon, hallada y perdida a ratos, siempre seguirá con él por alejados que estemos.
Una vez descubierto, eso entendí muchas cosas sobre mis sentimientos. Desde entonces aún ahora me pregunto por qué el destino me ha permitido encontrar esa pequeña parte de mi que vive en otro ser, sin él saberlo. ¿Qué finalidad tiene? Pues realmente ninguna, el problema de nuestra frágil humanidad reside en buscar siempre una finalidad a los hechos, no podemos vivir en la incertidumbre. Simplemente sucedió y me lo tomo como un regalo del azar que tal vez tenía una deuda conmigo.
Tienes suerte gaviota. Se supone que eres inmune a los sentimientos, te mueves por puro instinto y tu vida la rige la supervivencia. Nunca te plantearas esta pregunta: ¿Cuando su luz se apague, seguiré existiendo? Aunque, si he de ser sincera, no te envidio, prefiero dejar de existir y haber vivido.


Cuando he reemprendido el vuelo, la mujer de la playa se ha quedado allí, tumbada en la arena, bajo un techo de nubes mutantes, perfiladas en la tela del cielo. Se ha quedado allí, arropada por murmullos de olas, mientras una parte de sí misma, sigue por siempre prendida en la esencia de su amante.

12/01/2013

DILEMA EXISTENCIAL


¿Locura o amor?... La pregunta levita en la mañana de noviembre, entre los átomos de luz que bailan sobre las aguas. Se evapora en espirales doradas entre trazos de nostalgia dibujados en la arena de la playa. Huellas de una historia importante que fluctúa en un ir y venir de gestos, en un ser y no ser de caricias, en un adormecer de sentires.

¿Locura o amor?... La pregunta se repite en cada una de las olas que marcan la cadencia del rompiente, reverbera entre sonrisas de espuma y se disuelve en el mapa del aire, apagando el rumor de la respuesta. Sólo queda el líquido murmullo flotando entre los ritmos del nuevo día y la incertidumbre, haciendo equilibrios en el vértice de la nada.

¿Locura o amor?... La pregunta se abraza a la brisa que le roza el rostro, se enreda con ella en el fuego de sus cabellos, se detiene a penas un instante y luego se aleja para acariciar otras pieles y cuestionar a otras almas. Tras su paso solamente queda un eco lejano, apagado por las voces de los vientos. Un eco que vuela con ellos a ninguna parte, para no regresar.

¿Locura o amor?... La pregunta baila con las gaviotas, se cuelga de sus alas, retoza en rítmica simbiosis con su vuelo majestuoso y libre, elevándose hasta rozar las nubes. La acogen silencios de algodón y pinceladas azules esparcidas por el cielo. La ve alejarse hacia un confuso horizonte donde la distancia, o tal vez una voluntaria miopía le borra el perfil de la respuesta.


¿Locura o amor?... La pregunta insiste, la provoca, se hace urgencia y en ese instante, ella, la mujer de la playa, empieza a reírse, hasta que su risa se une al murmullo de las olas, al susurro de la brisa y a los chillidos de las gaviotas. Se ríe de sí misma, de su fragilidad y sentimientos, columpiándose en el vértice de la locura, suspendida en la cuerda floja del amor.

11/30/2013

LA SENSUALIDAD DEL ALBA



Las brumas de la noche se me iban disipando en aquel lento despertar, en brazos del alba. Un desperezarse suave y cálido de mi cuerpo casi rozando el tuyo. Tu calor era como un imán, una llamada para mis sentidos, aún medio adormecidos, que se mecían perezosos en la penumbra de la habitación. Ansiaba tocarte, poner calor humano a esa proximidad que me embriagaba. Pasé mi brazo alrededor de tu cuerpo, casi con miedo a robarte el sueño y dejé que las sensaciones fluyeran de tu piel a la mía. No hubo palabras, sólo mi mano sobre ti, dibujando suaves caricias, el deseo latiendo bajo mis dedos y la mañana avanzando de puntillas tras la ventana. La sensualidad flotaba en el silencio, en nuestra acompasada respiración, en el trazo cadencioso del tacto perfilando el erótico juego sobre el centro de tu anatomía. Te miré en la penumbra, tenías los ojos cerrados, tan deseable, tan atractivo, tan cosquilleante como siempre. No, en aquel instante no había nada ni nadie más allá de ti y una vez más me llevaste de mi misma hasta nuestro espacio de amantes y huí contigo al paraíso de los placeres sexuales.

Nada de prisas, cómplices gestos y un íntimo dialogo, picante, elocuente, pasional, donde cada palabra, cada susurro, era la manifestación oral de nuestro juego, de cada reacción, de cada sensación.
Estabas en mí, estaba en ti, desnudos, perdidos, anudados, excitados y ya nada era más relevante que sentirnos, devorarnos, explorarnos y escalar juntos el placer.

Fue ayer y aún sigues en mí sin estar. Te llevo en cada poro de mi piel, en cada fibra de mi cuerpo y en el salón principal de mi mente. Cierro los ojos y bailas por él con ese aire pícaro y juguetón que tanto me gusta y dejo que tu melodía fluya por este anochecer de Otoño.



11/29/2013

LA ALQUÍMIA DEL DESEO

Un destello erótico ilumina la noche. Tu presencia, en un un lúbrico fluir, se descuelga del desván del recuerdo abrazando cada instante de mis sueños. Su deslizar felino y azul sobre mi piel es una vorágine de recónditos placeres que componen la alquimia del deseo y me regresan a ti. Los siento licuarse hasta mi epicentro y vibrar en la cima de mis pechos, agitándolos. Luego, oscilo en un amanecer de ámbar que me roba ese inaprensible oasis donde aún percute el eco de tu voz y tu latido por las astrales estancias, donde baila la luna. Embriagada por la onírica locura de tus manos amasándome el deseo lucho, con la conciencia aún confusa, por retener tu sensual imagen sobrevolando mis sentidos. Necesito sobrevivir a tus ausencias y por ello, en este lúcido instante de nostalgia, me aferro a las frágiles sombras y a la afrodisíaca visión que las rasga -esencia de lava y fuego-
En esta hora bruja te convoco, para que me poseas en sueños convirtiendo la noche de Otoño en una nube de tacto insinuante por donde flota nuestra locura de amantes. Te necesito, hace frío y mi cuerpo te añora, desnudo y abrazado al roce de las sábanas. Todavía te siento vibrar bajo mis dedos en el cálido amanecer de esta mañana, mientras te despertaba, suavemente, conjugando un íntimo adagio de besos, caricias y piel

11/25/2013

MI FLIRTEO CON UN GRAN RESERVA

¿A quién de vosotros no le gustan las sorpresas? Sobre todo en ciertos momentos de la vida en que te paras a meditar y descubres esa falta de adrenalina interior, esa especie de “anclamiento rutinario” Fue en una de esas fases cuando me decidí a darme un paseo por una gran cava: La Cava de la Vida. Ese lugar, silencioso y calmado donde puedes detenerte a escuchar tu propia voz interior y percibir mucho mejor la calidad de las sensaciones.
Allí le encontré. No fue tarea fácil, ningún vino de los que allí reposaban lograba sorprenderme. Ninguno conseguía despertar mi curiosidad, hasta el punto de sentarme a degustarlo sin prisas. No sé, quizás los años me habían vuelto exigente o simplemente mi subconsciente ya sabía lo que buscaba y sólo esperaba a susurrármelo cuando él apareciese.
Y lo hizo. Si, en una de mis visitas a la cava. Apareció cuando menos lo esperaba, cuando ya había acumulado una buena dosis de escepticismo. Fue casi sin querer, como dice la canción, como realmente surgen las cosas que merecen la pena. Fue un destello lo que primero me atrajo… ¿Un reflejo de sol en su cuerpo de cristal? ¿Una sonrisa dibujada en su perfil? ¿La armonía de los colores impresos en su etiqueta? Realmente no lo sé, pero al verle lo supe.
No lo degusté enseguida, no, eso habría sido un error. Como todo lo bueno, como todo lo que genera expectativas, me detuve a contemplarlo, a leer la información que constaba en su etiqueta, su añada, la variedad de uvas que lo componían, su origen, su crianza. No era el producto de una sola variedad de uvas, sino el resultado de un perfecto maridaje entre varias, impecablemente armonizadas.
Fue al anochecer cuando decidí llevarlo hasta mi casa. Era el momento de descorcharlo y de hacer realidad todas aquellas intuiciones que se habían ido acumulando durante nuestra jornada de encuentro. Era el instante perfecto para estar a solas con él y gozarlo.
Recuerdo perfectamente que era invierno, una noche de Febrero, no importa la fecha concreta, es un detalle que me guardo. Descorcharlo, en la intimidad de mi habitación, fue un deleite anticipado y luego, cuando su líquido se derramó en la copa de mis sentidos sentí como los fue embriagando uno a uno. Una embriaguez de pasiones, deseos y placeres que no narcotizaba, sino que eran un festejo de vida y superaba todas mis espectativas.
En un instante me abrazaron sus aromas, sabores y los matices de su color. Me permití irlos asimilando despacio, como se merece un exquisito vino, producto de la tierra, la buena fermentación y el reposo.
Él y yo, teníamos el mismo tempo, una maravillosa sincronía que no era producto de la costumbre sino de la química, de la piel y los sentidos. La cata, la sorprendente y mágica cata, se prolongó durante todo el fin de semana. No voy a explayarme en detalles íntimos, pero sólo os diré que mi escala de valores en cuanto a las sensaciones, se elevó vertiginosamente, por encima de lo nunca antes experimentado. Aquel hallazgo en mi paseo por la Cava de la Vida me había regalado lo mejor. Aquel gran reserva había hechizado mis sentidos y desde ese momento me convertí en adicta a su bouquet, su aterciopelado sabor y su rico y sensual colorido. Lo bueno, es que después de muchos meses de periódicas catas, aún sigue sorprendiéndome y no ha mermado ni un ápice la impresión primera.
Beberlo me transporta al súmmum de lo afrodisiaco y cuando en él aparece aquel destello de sonrisa todavía se me revolucionan todas las neuronas, desligándose de toda lógica.
Sé que ahora muchas esperáis que os de su nombre para gozar de lo sublime -y aquí me dirijo al género femenino por ser pare integrante- pero como podéis imaginar, eso sería una estupidez por mi parte, así que me lo reservo. Lo único que os diré es cómo le llamo yo… él es: El Tigre Azul “el muso” de mis poemas eróticos. ¿Creíais que se trataba de un vino? Pues no, pero me gusta crear esa simbiosis entre él y el vino. La razón, me la guardo pues en toda historia siempre hay que dejar latente un poco de misterio.
No os quedéis decepcionadas por el hecho de que no os descubra su identidad. Si para mí es un gran reserva, tal vez para vosotras sería un simple vino de mesa, de esos que van en tetrabrik, pues es mi mirada quien lo eleva a la categoría de especial. Os doy un consejo: pasead con calma por la gran Cava de la Vida, con la mente abierta y el espíritu libre. Seguro que en algún lugar reposa vuestro gran reserva, cuando paséis a su lado, si sabéis como mirar y estáis atentas a las señales, lo sabréis.


11/23/2013

MIS ÁTOMOS EN TU ESPACIO AZUL

Viajo en un tren, camino de no importa donde. Me siento dispersa mientras observo desfilar el paisaje y los pasajeros van y vienen en su incesante deambular. Vengo de un sueño y creo que en él mi yo se ha descompuesto en átomos. Físicamente estoy en este tren, pero mi esencia esta vagando en diversos estadios y no me resulta fácil recomponerla. Por eso viajo como un autómata, camino de no importa donde. Envuelta en una nebulosa...¿feliz? No tengo claro si esa seria la palabra, pero si la más aproximada.

No sé si se debe a que, en cada descomposición de mi misma, pierdo unos átomos de alma. Unos átomos que se niegan a regresar del sueño. Prendidos en azul los he dejado atrás. Se han adherido a ti, portador de mi pieza de puzzle, a tu piel, a tus manos, o quizás se han quedado prendidos en tus ojos que sonríen mirándome. Posiblemente están mejor con contigo y en ti que conmigo misma... ¡que extraño poder el tuyo!
Me pregunto en este levitar de dispersión si ya no es sólo una única pieza lo que me falta. ¿Será que al marcharme cada vez dejo otra en ese sueño azul?
Sigo en este tren hacia donde no importa y me voy recomponiendo poco a poco. Vivir un sueño tiene sus efectos secundarios. Uno de ellos es que corres el peligro de ir perdiendo átomos de alma en cada regreso a la realidad. Siempre es un choque aterrizar de un sueño, pero cuando es azul cuesta mucho más bajar de la nube.
Sin embargo y pese a ser consciente de esa pérdida, tengo claro que prefiero un alma con cicatrices de vida, que sean la huella latente de las emociones, que un alma impoluta pero amorfa.
Así que seguiré en este tren, camino de no importa donde, con algún que otro átomo de menos, pero feliz de poder habitar un sueño azul cuando se me convoca.
De momento toca dejar fluir y seguir camino. Sé que no será mañana, ni pasado, ni al otro, pero en cualquier momento, otro tren me llevará de nuevo al sueño azul y me reuniré con mis átomos perdidos.
Mientras eso llega, tú que habitas en el espacio azul, guardamelos bien y cuidalos como si fuesen los tuyos, hasta mi regreso.

11/21/2013

TARJETA ROJA

El partido del sábado fue un desastre.
Una nefasta jornada llena de errores,
donde no di pie con bola y la metí hasta el fondo
-la pata, claro está-
Sin proponérmelo infringí las reglas del juego
cometí una infracción grave
y él, en su rol de crítico arbitro,
me pitó, mentalmente, falta.
Se lo noté en la cara, en su glacial mirada,
en su marcador de distancias
que parpadeaba en rojo, echando chispas,
en su aura reprendiendo a la mía
dándole caña sin palabras.
El hielo se notaba en el ambiente,
parecíamos pingüinos en el Polo Sur.

Hasta que por fin sucedió:
Al filo de la medianoche
-frente a un par de horchatas-
me sacó la tarjeta roja, amonestándome.
El castigo fue la expulsión inmediata
del terreno de juego por tiempo indefinido.
Una vez sentada en el banquillo,
sola y con la moral vapuleada,
mi subconsciente se unió al abucheo
y mi ego, alicaído y maltrecho
se sintió como un jugador en desgracia.

Relegado al más absoluto olvido.

11/20/2013

22 MANDAMIENTOS DE VIDA

Duerme el silencio de las estrellas.
Paséate por el círculo de la luna.
Vacía el alma de tristezas.
Tiñe de azul los silencios.
Vístete de amor y ternura.
Déjate abrazar por las pasiones.
Sírvete una copa de seducción.
Brinda por las sensaciones.
Navega por las galaxias.
Llénate las manos de rocío.
Sumérgete en un mar de sueños.
Deja volar tu fantasía.
Se libre como un pájaro.
Forja tu propio destino.
Cultiva tu mundo interior.
Llena tu vida de luz y armonía.
Baila un vals con las gaviotas.
Surfea sobre olas de sonrisas.
Perfúmate de hiedra en primavera.
Déjate acariciar por el crepúsculo.
Canta, desea, ríe, vive, sueña,
Deja aflorar lo mejor de ti mismo.





11/19/2013

VERANO

Verano, sabor a sal en la brisa
enredada a la piel de los amantes.
Sabor a ocio, a noches infinitas
conjugadas entre músicas y olas
Sabor a encuentros y despedidas
a ausencias y regresos, a playa,
países exóticos y lunas de agosto.
Sonrisas tendidas a pleno sol,
miradas perfilando una piel morena.
Cosquillas de espuma sobre las huellas
de un recuerdo, que baila con las gaviotas.
Verano, distancias, amores de quita y pon,
besos de una noche con sabor a cóctel
que perfilan un revuelo de pasiones.
Estallido de colores que mueren en Otoño,
cuando las hojas caen en vuelo rasante
despeñándose entre cascadas de ocres
de lluvia, nostalgias y olvidos.


11/17/2013

ÁTOMOS DE SEDUCCIÓN

Noche de primavera en una ciudad sin nombre.  Paseantes de la propia soledad, salpicados de nostalgia, nos miramos desde la barra de este bar, donde nos hemos encontrado ¿A sido el destino o estábamos predestinados? Quizás siempre nos buscamos porque, aún sin saberlo, nos necesitamos.

Hay una atmósfera azul que narcotiza los sentidos. Percibo su latido, doy un sorbo a mi cóctel y siento el calor de tu mirada, enredada a la penumbra, deslizarse por mi cuerpo. Me atraes y  percute un deseo en mi epicentro, fruto de esta ambigüedad que suavemente me seduce.

Podría enamorarme de ti, lo sé. No hoy, ni tal vez mañana, pero podría suceder. Quizás tú también podrías llegar a enamorarte de mí, por un tiempo inconcreto, hasta que la soledad no te pese y el miedo a perder tu libertad te empuje a salir huyendo.
Nunca había sentido nada igual, ante un desconocido. No sé si será esta atmósfera que anula la cordura, o la noche fugaz y frágil, que invita a gozar del juego amoroso lo que nos induce a la mutua seducción. Entre nosotros no hay asignaturas pendientes por resolver, ni reproches fruto de las rutinas. Sólo miradas, sonrisas y este silencio tuyo que me desconcierta el alma.

Ven, baila conmigo hasta el alba. Sé que tú también sientes esta magia que nos rodea y se filtra por cada poro, hasta inundar los sentidos. Estamos muy cerca, apenas rozo tu cuerpo, apenas rozas el mío. El ritmo eres tú y me dejo ir en su fluir aéreo, hipnotizada por tu cadencia de amante. Nace una singular corriente que va de tu piel a la mía, una química irresistible. Todo puede suceder, o tal vez no suceda nada. Quizás sea el magnetismo de un instante prodigioso, producto de esta atmósfera que dulcemente nos envuelve.

Podría enamorarme de ti, como nunca lo hice y acaso no pueda evitarlo, o tal vez sí.  En tus ojos leo que tienes miedo al compromiso, a las historias sentimentales importantes. En el fondo tienes alma de ermitaño. No temas, no voy a pedirte nada, solamente deja que esta noche me enamore un poco. Enamorate un poco de mí también y desnudémonos entre los átomos de esta nebulosa azul que invita a los sentidos a volar sin el lastre de un pasado, sin las expectativas de un futuro.

¿Sientes ese sensual susurro, esa erótica llamada suspendida en el aire? Es esta especial atmósfera que nos regala el instante. No hay que buscarle lógica, tal vez su origen seamos nosotros mismos, la conjunción de nuestras auras. Vivamos el hoy, olvídalo todo, no planifiques, ni le busques sentido, sólo abrázame y dejemos al azar lo que sucederá mañana.


11/15/2013

A SOLAS TÚ Y YO...

Estamos aquí tú y yo, a solas, frente a la chimenea, mientras el crepúsculo de Noviembre se descuelga entre nubes y el aire frío repta por las calles casi vacías. En este instante, no puedo imaginar nada mejor que estar sentada aquí contigo, a la cálida luz de las llamas, gozando de tu sabor y de esa sensualidad rosada que emana de tu piel.

Me atraes como una forma de belleza ancestral que siempre sorprende y nunca caduca. La cálida luz ambiental se refleja en tus pigmentos creando un rosado juego de transparencias que me recuerdan un vuelo de velos hacia un sol poniente. Muevo la copa y tus aromas se expanden como una promesa de fruta. Casis, frambuesa, cerezas y un ligero fondo de hierbas aromáticas, muy sutil, crean la expectativa de un festín de ácidas sensaciones en boca.

El fuego chisporrotea alegre, pero a la vez íntimo y seductor, como la música que fluye desde un rincón de la sala. Empiezo a saborearte, lentamente, con todos los sentidos puestos en el paladar, para no perder ningún matiz de tu gama organoleptica. Me paseo por el mapa de los sabores que reflejan tu armonía y volumen. Eres intenso y aterciopelado... me seduces.

Así te voy degustando, solos tú y yo, frente a la chimenea, hasta que de ti sólo quedan en la copa las últimas gotas. Aún entonces, ese pequeño volumen, que en contacto con el aire produce una intensa oxigenación, sigue sorprendiéndome con una eclosión de nuevos aromas. Tus notas más ocultas se desprenden en un vuelo intenso hasta embrujarme y creo que en ese instante, podría incluso aprender a leer tu historia en el fondo de la copa.

Ha llegado la noche, me muevo perezosa en el sofá… Pienso en ti, mi amante TIgre Azul. Frente a mí, tu cuerpo deseado parece vibrar en la botella, envuelto en la luz de las llamas. Hay momentos de placer que nos llegan desde tiempos remotos. Más de siete milenios formando parte de rituales y celebraciones paganas no pueden definirse con palabras, pero algo especial en ti te ha hecho estar presente en la vida del ser humano por encima del paso del tiempo y la vorágine del mundo. Tú eres el resultado de la tierra, del clima, de la calma y el reposo y tu fin es el momento de gozo, de complicidad y de compartir en buena compañía.


Tengo otra botella de rosado en la nevera. ¿Tigre Azul, te vienes a compartirla?