12/28/2013

TREN DE IDA Y VUELTA

Hoy he visto amanecer y ponerse el sol desde un tren de ida y vuelta. Y mientras viajaba, de regreso a ninguna parte, he pensado que en el alma, a veces, también sale y se pone el sol.
Hay seres y situaciones que nos encienden luces, pero a menudo hay que andar a tientas, entre las sombras que surgen del silencio, entre las incógnitas, las ausencias y las nostalgias.
Hoy he fluido entre el alba y el crepúsculo, hasta que este me ha arrebatado la luz. Ahora me muevo a ciegas, con la ayuda de una linterna, pura muleta visual, sin el apoyo de un hombro, de un abrazo, de una voz que me oriente en el camino. Pongo en off mi botón anímico y dejo el on activado hasta un nuevo amanecer. 
Soy capaz de pintar en el cielo nocturno un sol saliente, de agitar unas invisibles alas para ahuyentar las nubes, de luchar, con uñas y dientes, por las personas y las cosas en que creo, de esbozar una sonrisa para borrar las lágrimas e incluso de ser pasajera de un tren de ida y vuelta, hacia ninguna parte. pero necesito alimentarme de energía positiva para resurgir de las cenizas.
Así que me sentaré en los confines de la noche, a las puertas de un nuevo año, esperando ese fluir de energía, entre pinceles y palabras creando, con ambos, espacios de sueños. Sueños azules que son el telón de fondo de mis soles. Soles que son las luces azules de mis realidades.

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