11/30/2015

SOLTAR LASTRE


Hoy, de repente, me ha dado por hacer limpieza. No una limpieza convencional, de un espacio físico, sino de mi yo interior.

Me siento frente al sol naciente y, mientras este caldea mi piel, subo los peldaños del desván donde se almacenan mis vivencias y emociones. Me pierdo, sin prisas, por ese íntimo espacio donde tengo guardadas mis experiencias, lo bueno y lo malo de mi vida, lo que esta me ha dado y me ha quitado y, poco a poco, lo voy aireando. 

Creo que de vez en cuando, es necesario hacer un alto en el camino y dedicar un tiempo ha hacer limpieza, soltar lastre y aprender de lo vivido, incluso de lo mal vivido.

Voy poniendo en una caja todo aquello que en su día me causó dolor. En otra los imposibles, los sueños ya caducados, los desencantos y todo lo que resulta nocivo para mi estabilidad emocional. Cargada con ambas cajas me acerco al contenedor de los residuos para librarme de toda esa pesada carga.

Por último, con el espíritu limpio, ordeno en los espacios vacíos los planes futuros, las ilusiones y los nuevos proyectos. Lo dejo todo bien colocado y en perfecta armonía. De ese modo, todo ese precioso tesoro de esperanzas me va a llenar de energía positiva ,alimentando mi espíritu con la fuerza que genera el explorar nuevos horizontes.

Muy despacio voy cerrando las puertas de mi yo. Me siento nueva y reciclada, feliz y dispuesta a futuras vivencias, sin lastre, pero sin olvidar lo aprendido.

Sé que me equivocaré de nuevo, que sufriré, que cometeré sanas locuras, las disfrutaré y sonreiré, me emocionaré y me arrepentiré, pero seguiré avanzando. Al fin y al cabo, eso es la vida: una sucesión de ciclos que contienen luces y sombras. Un continuo fluir donde todos los colores tienen cabida, incluso el negro.

Al final lo que importa es saber pasar página, hacer limpieza y no perder la capacidad de volver a ilusionarse.

11/26/2015

FUSIÓN DE TIERRA Y MAR



El ámbar de la mañana se derramaba como lluvia de rocío sobre las quietas aguas. La arena de la playa estaba fría al contacto con sus pies desnudos y la fresca brisa otoñal revoloteaba a su lado enredada a los aromas marinos. Se arrebujó más en su jersey de gruesa lana y caminó hasta casi rozar la orilla.

El mar era un espejo líquido. Una mirifica superficie donde el sol naciente  dibujaba una quebradiza estela de pequeños cristales. Un frágil tatuaje flotando sobre la piel salada trazando un sendero sembrado de brillantes.

Anduvo a lo largo de la fina línea que delimitaba el rompiente, atenta al susurro de las olas y a los sonidos de la mar. Juntos orquestaban una melodía acuática y relajante que fluía por sus sentidos. Música de agua vibrando en el pentagrama de un nítido cielo, sin mancha de nubes.
Aspiró la salada brisa mientras dejaba vagar la mirada por el líquido paisaje. Unas pocas gaviotas ejecutaban su alada danza, casi a ras de olas y un grupo de pequeños veleros se movían, a cámara lenta,, cerca del puerto.

Entonces lo vio. Nadaba en aquellas aguas que la incipiente mañana pintaba de miel y canela. Avanzaba a grandes brazadas, componiendo una magnifica simbiosis con la mar. Lo observó, fascinada por la armonía de sus movimientos. Parecía un ser de agua, fusionado en una piel de hombre. No veía su rostro, sólo sus fuertes brazos y el oscuro cabello.

Justo a pocos metros del rompiente él se detuvo y entonces sus miradas se cruzaron. La de ella marrón como la tierra húmeda del otoño, la de él, un calidoscopio de todos los azules de la mar.

No hubo palabras, sólo el mudo lenguaje de las sensaciones percutiendo a flor de piel. Una llamada primitiva y sensual, una simbiosis de mar y tierra concretándose en todas las playas de los sentidos.
El frío otoñal se diluyó y mil pájaros de fuego poblaron la quieta mañana, mientras ellos (tierra y mar) se fusionaban en un eterno abrazo de olas y arena.

     

11/16/2015

AGUA DE PASIONES Y SAL


Reposa, sobre el asfalto de la noche, sumida en un inquieto duermevela. El tic tac de las horas quietas se agita en los confines de su insomnio mientras ella vuela sueños que levitan, hasta rozar el perfil del plenilunio y se pierden tras la cara oculta de la luna o tal vez se concentran en las cimas de lo imposible.

Por el océano del universo navegan las estrellas agitando en su estela dorada olas de deseo. Olas como caricias que rompen en el arenal de su piel desnuda, devolviendole el tacto de su amante.

Más allá de la ventana, las desiertas calles se llenan de susurros que, enlazados a la brisa de otoño, arañan los cristales de la estancia, convocando el recuerdo de lo prohibido.

La noche huele a luna y planetas errantes y se derrama sobre su cama como besos sin labios.

Sábanas de añoranza la cubren y los minutos se ahogan en la ausencia. Le busca, en cada latido urbano, en cada eco nocturno, en la soledad de las horas huecas. Clama su presencia con cada sentido, con cada poro de su piel y su llamada se pierde en el vacío de la nada.

El silencio se quiebra en la nostalgia surcando un cosmos de azabache donde habita el divino Morfeo. Sólo él con su abrazo puede sumergirla en el sueño del olvido.

Sueño, espacio sin mente, puente entre el hoy y el mañana, espacio entre dos encuentros, bálsamo que ahoga el poder del recuerdo.

Mientras se va durmiendo, las estrellas siguen navegando cielos y dejando tras de sí un tatuje de olas de deseo.

Olas, marea de lo prohibido. Agua de pasiones y sal impregnando los cuerpos de los amantes que, en plena magia del sueño deshojan, beso a beso, la margarita azul de la sensualidad.

11/09/2015

DESVÁN DE LOS DESEOS


Mar de otoño, espejo oscuro,
me duermo en tus crestas de espuma
bajo esta luna que misteriosa invita
a descorrer las cortinas de la mente.
Al abrigo de este espacio neutro,
me olvido del tañido del tiempo
dejándome abrazar por los recuerdos
y el lejano latido de la magia
que dibujó la brevedad de un beso.
Eco imborrable del cálido instante
en que rozaste mis labios con tu aliento.
Así pasé por tu vida, fui apenas suspiro
como la fugaz estrella que rasga el cielo
y muere en un lugar incierto.
Hoy no me importa si es azul la luna,
si la mar ya no devora amaneceres,
o el crepúsculo se quema en el vacío.
El reloj de la existencia cuelga inmóvil
de la pared desconchada de mis sueños
y la nostalgia rasga el velo del silencio
mientras mi verso se agita vagamente
en el profundo vacío de la ausencia.
Esta noche de sal y planetas errantes,
envuelta en el susurro de las olas
te invoco, desde la quieta playa.
Sé que es inútil que huya o que me esconda
porque habitas en mi desván de los deseos
donde viven los anhelos sin olvido.


11/04/2015

RESURGIR




Visitó sus abismos y descubrió la angustia de la nada, de no pertenecer. Perdida en un suspiro de vida, fluctuó de un lado a otro, buscando la complicidad de otro suspiro para seguir viviendo.

Ese deambular sin rumbo fijo le llenó el alma de soledad. Una soledad que la visitaba en horas silenciosas, como un indeseable huésped, para que no la olvidase y la impregnó de nostalgia hasta tatuarse en cada centímetro de su piel. Alargó una mano, buscando desesperadamente un apoyo, otra mano, un pequeño gesto de calidez, pero sólo encontró el vacío de la nada, flotando en las esferas del aire.

Se preguntó dónde estaba su refugio ahora que  vivía en tierra de nadie. Barajó todas las respuestas sin dar validez a ninguna y decidió limitarse a esperar que algo cambiase, encarando el día a día con energía. 

No pensaba caer en la espiral de la depresión, esta vez no. Si algo había aprendido es que la vida son ciclos y ninguna situación es para siempre.

Se puso la máscara de su mejor sonrisa y se vistió de rojo para seguir su incierto deambular. Ahora su esencia ya no era gris, sino un punto apasionado en plena eclosión, Un Ave Fénix vibrando para poder resurgir del neutro vacío de la nada.