11/22/2016

FLUYENDO ENTRE PALABRAS


Hoy me he tomado el día libre, eso no quiere decir sin hacer nada, sino haciendo aquellas cosas que me apetecen y que, por falta de tiempo, voy aparcando. Navegar por el mundo de las palabras es una de ellas, así que me he detenido a dibujar con sus símbolos las ideas que habitan mi mente.
Mientras escribo, veo caer la cascada de geranios, llenos de flores, que se descuelgan por la barandilla de la terraza. Su exuberancia es un acto de protesta, como si no quisieran rendirse ante la nostalgia del otoño. Mas allá, en el jardín, los colores cálidos han desterrado el intenso cromatismo del verano. Una alfombra de ocres recubre el césped, barnizada por la fina pátina de la lluvia que cae lentamente. Cruzando la calle, al otro lado del paseo perfilado por palmeras, se extiende la arena de la playa. Hoy, ese latifundio arenisco, pertenece por entero a las gaviotas que van y vienen sin rumbo fijo. Sus huellas forman un efímero tatuaje sobre  la húmeda superficie. En la lejanía. Envueltas por la ligera bruma, un par de barcas solitarias se mecen en la bahía, como acuáticos fantasmas. Es un mar de Noviembre, vestido de fríos colores, el que contemplo. Un mar salpicado de espumas que se arremolina inquieto en la orilla y late al compás del viento, unido a la melancolía.

Es al filo de la medianoche, cuando dejo de escribir y me siento en el sofá, con el libro entre las manos, refugiándome en la lectura... La música me acompaña y las notas de "La Mer" de Debussy crean paisajes marinos en las estancias del aire.
Entre el pentagrama de líneas que componen tus versos apareces por mis pensamientos, sombra sin rostro, voz que exalta mis sentidos con la magia de las palabras. Eres el poeta errante que eleva mi mente a los confines del ensueño. Te intuyo en tu refugio, como un alma solitaria conjugando metáforas con el prodigio de la creatividad. Me vas llenando de poesía el silencio de esta noche de otoño.
Si, leer tu libro me ha llevado a ti de nuevo, a ese espíritu escurridizo que se escapa como el agua entre mis dedos e intuyo como un mar insondable, a veces  vestido de calma y otras  convertido en una ola, libre y viajera, siempre buscando nuevas playas, siempre renaciendo en cada orilla, pero nunca quieta. Si, quizás te pareces mucho a mi. Somos mentes donde nunca echa raíces el tedio, donde hay un mundo interior lleno de vida,.. de la nuestra, de la que realmente querríamos vivir. Fantasías, utopías, sueños, todo vale para alimentar ese mundo que nos libra del aburrimiento, allí solo unos pocos tienen el privilegio de entrar, los demás, como ante una pintura abstracta, se quedan fuera, sin comprender.

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