2/11/2014

DO, RE, MI, FA, SOL, LA, SI


Son dos ritmos colgados del pentagrama de la vida que ejecutan su propia melodía. Fluyen en ella, entregados a la cadencia que marca la existencia, unidos por la clave de sol, pero no revueltos.
A veces, en pleno concierto, sus compases se entrelazan. Es una unión aérea, de acordes tranquilos o de cárdena percusión, componiendo una sensual sinfonía que se expande con fuerza por las estancias de su espacio de encuentro. Entonces, en la fracción de un instante, mientras vibran enlazados, revueltos, fusionados, el tiempo se detiene y ella abandona su ritmo, para ser parte de su amante y él aparca el suyo, para ser parte de ella. Si, en esa pequeña fracción, sin tiempo, son uno, se poseen mutuamente y él siente algo, deseo, urgencia, pasión... no importa, ese algo les une y hace mágico el momento. En la cúspide del crescendo se fusionan sus mundos en uno solo y el do, re,mi de las sensaciones convoca una conjunción sin nombre. Luego, un lento eslow se desgrana y la fusión se vuelve abrazo, relax, susurro. Si, entonces tal vez incluso para él hay un tímido fa, sol de cariño, flotándo entre zíngaros violines, mientras el mi la, si, de ella es un espontaneo estallido de ternura, oscilando entre las esferas celestes.
Son dos ritmos, metal y cuerda bailando por el mundo, que a veces se entrecruzan para componer una única melodía a golpes de pasión y vida

 

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