7/07/2014

MUSAS EN EL DESVÁN



La lluvia vestía la tarde de grises y tenue neblina. Parecía que el incipiente verano se hubiese tomado un respiro dando paso a un otoño, con aires de okupa. Ella estaba sentada frente al ordenador intentando, en vano, convocar a las musas. El blanco de la pantalla era tan inquietante como el folio en blanco, el lienzo en blanco o la mente en blanco. Blanco, ese color puro y angelical que en esas circunstancias tomaba la dimensión de ausencia total de ideas creativas. Cada línea tecleada era después borrada por la certeza de su falta de lo que ella llamaba “alma” y que era aquello intangible, pero lleno de ilusión, que daba sentido a sus escritos.

Bajó a la cocina para hacerse un te especiado. Pensó que tal vez el poder de las especias le despertaría la imaginación. La lluvia seguía cayendo sobre el jardín, barnizándolo todo con su brillante pátina. Los verdes de las hojas recién lavadas lucían como nuevos y los brotes tiernos se inclinaban bajo el peso de las gotas que se columpiaban, como pequeños kamikazes, antes de caer al vacío.
Decididamente las especias tal vez fuesen muy afrodisiacas, pero lo que es inspirar, nada de nada. Ante tanto blanco mental decidió subir al desván. Los días grises invitan a pasear por los recuerdos y allí había montones de ellos guardados en cajas polvorientas. Enfiló la estrecha escalera y tras forcejear con la vieja cerradura la puerta se abrió con un ligero chirrido.

Sentada en el centro de la estancia, una niña de largas trenzas pelirrojas le sonrió. A su alrededor se esparcían lápices de colores, una caja de acuarelas, pinceles y folios con divertidos dibujos. Con un gesto la invitó a sentarse a su lado y le tendió un folio en blanco. Ella, lo cogió y sonrió a la niña que un día fue y seguía latente en ese espacio de juegos infantiles. Entonces lo supo, las musas estaban justo ahí, en la historia de su vida. Tomó uno de los lápices y empezó a redactar: “Hace mucho tiempo, corría por este desván una niña solitaria, de desbordante imaginación, que veía la vida en colores…”

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