3/11/2014

PEDIR UN DESEO


Se pide un deseo a la estrella fugaz, al tirar la moneda al pozo, al soplar una pestaña caída en otra mejilla, a la puesta de sol, al apagar las velas de la tarta, al inicio del nuevo año... En fin, la lista podría ser larga y la de deseos no veas. Sin embargo ninguno, que recuerde -y eso no se olvida- se me ha cumplido. A pesar de que una no pide la luna sino cosas normalitas como por ejemplo: amor en MAYÚSCULAS, ser parte de algo bonito, de alguien especial, compartir, dar, recibir, amistad desinteresada... Bueno sí, ya sé que eso esta chungo. Pero a ver, vamos por algo más sencillito, algo así como que alguien me sorprenda con una velada con velas y música de esa que te altera los sentidos, una flor, un: “oye estoy aquí cuando me necesites” o un abrazo, un conjunto sexy o...
¡Alto, stop! ¿No habíamos quedado en no pedir la luna?
Ok, bajaré el listón, al mal tiempo buena cara, hoy me han regalado unas alcachofas y un par de bandejas de aperitivo del todo horteras, el panadero me ha sonreído, el tendero me ha dicho que me vio en la tele presentado mi libro -eso mola que no veas- me han llamado ofreciéndome un robot casero que me mantendría sin dar golpe todo el día y el jardinero ha plantado unos geranios rojos en el jardín. Tengo un gallo en la escalera y me he torcido un pie sin consecuencias. He comprado un décimo de lotería y calcetines de deporte en el mercadillo. He comido lentejas y con tanto hierro estaré tan fuerte como Popeye. He descubierto que he adelgazado -ventajas de una buena genética- y tengo un espectacular conjunto de lencería esperándome -por supuesto autorregalado- para ves a saber qué ocasión.
Se me acaba de dormir la mano que sostiene la tablet. Pongo punto final y voy a sacudirme el hormigueo.
Rápido, antes de despedirme ¡Toca pedir un deseo! humm… ¡ya!
¿Y vosotros, qué pediríais ahora mismo? Por probar nada se pierde y a veces suena la flauta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario