9/03/2013

DILEMA EXISTENCIAL

¿Locura o amor?... La pregunta levita en la mañana de septiembre, entre los átomos de luz que bailan sobre las aguas. Se evapora en espirales doradas entre trazos de nostalgia dibujados en la arena de la playa. Huellas de un verano que se aleja y que ella guarda en desván de los recuerdos, como un tesoro. ¿Locura o amor?... La pregunta se repite en cada una de las olas que marcan la cadencia del rompiente, reverbera entre sonrisas de espuma y se disuelve, apagando el rumor de la respuesta. Sólo queda el líquido murmullo, flotando entre los ritmos del nuevo día y la incertidumbre, haciendo equilibrios en la arista de la nada. ¿Locura o amor?... La pregunta se abraza a la brisa que le roza el rostro, se enreda con ella en el fuego de sus cabellos, se detiene a penas un instante y luego se aleja para acariciar otras pieles y cuestionar a otras almas. Tras su paso solamente queda un eco lejano, apagado por las voces de los vientos. ¿Locura o amor?... La pregunta baila con las gaviotas, se cuelga de sus alas, retoza en su libre vuelo y se eleva hasta rozar las nubes. La acogen silencios de algodón y pinceladas azules esparcidas por el cielo. La ve alejarse hacia un confuso horizonte que le borra el perfil de la respuesta. ¿Locura o amor?... La pregunta insiste, se hace urgencia y en ese instante, ella, la mujer de la playa empieza a reírse, hasta que su risa se une al murmullo de las olas, al susurro de la brisa y a los chillidos de las gaviotas. Se ríe de sí misma, de su fragilidad y sentimientos, columpiándose en el vértice de la locura, suspendida en la cuerda floja del amor.

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