3/23/2015

ORÁCULO DE ACERO





Como solían hacer otras noches se observaban mutuamente, ella sentada en su habitual banco de la estación, él, aparcado en vía muerta. A la mujer se la veía somnolienta, pero después de una larga jornada de trabajo y dado que eran más de las 22 horas eso no era nada extraño. Él, asentado sobre los raíles, parecía mirarla con sus ojos rojos de espíritu maligno y aquella sonrisa burlesca y cachonda dibujada al azar por capricho del diseño.

Estaba cansada, un inusual desanimo se había apoderado de ella durante aquellos días. No eran buenos tiempos. Un aire de contrariedades soplaba a su alrededor, oprimiéndole el aura. Sentada en el banco dialogaba mentalmente con el maligno cachondo... o tal vez consigo misma, intentando encontrarle una razón a su vida actual. Él se limitaba a sonreír, mirándola con aquellos ojos de fuego que la llevaban a pensar en dos pequeñas ventanas abiertas al averno. En plena noche y con la estación casi desierta, esa imagen podía haber parecido algo inquietante, sin embargo la llevaba más a otorgarle el rol de un simpático vacilón, al que su fértil imaginación, había dotado de esencia. Una esencia que le hacía menos inhóspita, la espera.

Consultó el reloj colgado de uno de los paneles, eran las 22,20, aún faltaban cinco minutos para su tren. Aquellas esperas nocturnas eran soporíferas y no hablemos del trayecto hasta su casa unos 40min. de lento y cadencioso traqueteo que podían hacer dormir hasta al más insomne.

Siguió contándole mentalmente las incidencias de aquel día horrible al inmóvil oráculo de ojos rojizos e irónica sonrisa, hasta que, surgiendo de las profundidades de los túneles, apareció, por fin, su tren. 

Se levantó del banco, dio una última a su mudo interlocutor y subió al desierto vagón. Desde la ventanilla aún tuvo un último atisbo de su oráculo y, por extraño que parezca, vio como el maligno apagaba y encendía uno de sus rojizos focos, como si le estuviese haciendo un cómplice guiño.

La visión fue tan fugaz que, aún ahora, se pregunta si fue real o sólo el producto de su mente cansada y somnolienta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario