8/12/2014

ELLA


Ella, noctámbula, habitante de la noche
hace de las sombras un sensual refugio
donde reencontrar la sensación amada.
Luna azul, silencio, deseo, soledad, él…
se deslizan por su piel como un tóxico
envenenando cada uno de sus sentidos.
Le perfila en su mente, lo desnuda
con el poder absoluto del pensamiento
convirtiendo el recuerdo en placer.
Un placer voluptuoso que sedimenta
penetrando por cada poro de su cuerpo.
Hay ritmo entre las olas, música, luz
vaivén amoroso, hipnótica fusión
flotando en el mirifico aliento del sueño
y este se convierte en presencia y materia
en el suspiro de un incandescente vuelo.
Ella, noctámbula, habitante de la noche
flota en una nube de tacto insinuante
que detiene los relojes en el fuego
de una noche de verano sobre sábanas de arena.
Ella, noctámbula. Habitante de la noche
añorada de amor, frágil y solitaria
se refugia en su onírico universo
donde el espejismo son dos amantes
bailando sobre el punto de fuga de la metáfora
que dibuja el poema de todas las pasiones.

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