Encuentros, cruces de caminos en el laberinto de la vida.
Trazos de gestos y sonrisas dibujados en la pulsación del momento. Presencia de
otros seres regalándonos vivencias. Compañeros con quienes ejecutar un nuevo
rol en el teatro de la existencia.
Encuentros, paradas en distintas estaciones. Voces con otros
ritmos. Pensamientos gestados en diferentes formas de vida. El placer de algo
nuevo, de lo desconocido que nos rompe las rutinas. Razones de ser tejidas por los duendes de la suerte para compensar carencias. Cálidas luces, faros de referencia
que aparecen en los recodos del camino. Huellas sobre la piel del asfalto que
nos incitan a seguirlas, para descubrir los pies que las perfilan.
Encuentros, pequeños oasis de luz en un desierto plagado de
hábitos cotidianos. Paréntesis para alimentar los sentidos, dejándolos latir al
unísono, enredados en la música de un instante perfecto. Vidas que se enlazan
en un tiempo robado al tiempo para brindar por las sensaciones. Anhelos
compartidos componiendo el sabor inolvidable de un cóctel sensual. Asignaturas
pendientes resucitando desde el fondo del desván de los deseos. Descubrimientos
voluntarios o movidos por los dedos del destino de seres que nos motivan y nos
ayudan a avanzar.
Encuentros, tejidos bajo soles y lunas, en quietas playas,
sobre el ruidoso asfalto, en apartados rincones. Fragmentos de un sueño vivido
en libertad que nos desnudan la soledad del alma.
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